martes, 4 de marzo de 2008

The Sky Walker/Otto Oscar Milanese

The Sky Walker/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito "A Cóntarselo A Gloria Y Otros Cuentos"


A Gloria Italia Milanese

Si deseas realizar tus proyectos, procura apañar lecho aparte destinado al miedo; porque anda furtivamente asido a esas vacilantes manos temerosas. Es conveniente no rememorar frases parcialmente sinónimas, cuya sola mención, empeoraría el estado anímico.Basta con el presente despertar de mañana brumosa, para que vagamente evoque mi temor de la primera vez, mas, es una simple imbecilidad, porque es utópico temer con el miedo que ya transcurrió. Ahora me duele un miedo enano y cotidiano. ¡Lo sé! Miedo de comenzar el día agachando la cabeza para abrir la portezuela del helicóptero. De tanto consumar la rutina, ya no es miedo, es hábito, o aún menos que todo lo enunciado, porque desde acá arriba ya no hay miedo, ni primera vez, ni mañanas de inicios neblinosos.


Bajo mis ojos sólo se presenta el vertiginoso panorama de kilómetros de asfalto, devorados por insectos multicolores, que a veces se detienen. Entonces, casi adivino el tono de las imprecaciones que suenan allá abajo; imagino los gestos obscenos, y las miradas furibundas, entre los rugidos de motores en marcha, y el insistente estrépito de los claxons.


Desde aca arriba diviso las mil infracciones que cometen, mientras crecen sus neurósis entre las cuatro portezuelas, y cada quien cree conducir mejor que los demás; pero mi labor es informar, sin permitirme vivir conjeturadamente el momento de allá abajo. No existe ya el pavor, oigo mi propia voz por los audifonos, informando que el carril de la izquierda de la autopista Cypress Hill está cerrado debido a un accidente,o que hacia el Brooklyn Bridge, el congestionamiento vehicular impone una demora de diez a quince minutos. A lo peor, alguien encerrado en uno de esos escarabajos de cuatro puertas, allá abajo, ha movido, iracundo, la sintonía de la radio, denostando agriamente contra mi: ¡"Pendeja, ahora que ya estoy entaponado lo avisas"! Es el oficio, además, no puedo anticipar el congestionamiento de una vía, me remito a informar cuando este se registra; pero la gente de allá abajo, sólo piensa que a ellos les ocurrió, que otros pudieron desviarse por escucharme cuando aún no se sumaban al embotellamiento.


Dije, creo que acabode decir "cosas del oficio". Todos poséen sus particularidades. Yo elegí este por la remuneración; no elegí el riesgo ni el miedo. Ambos cesaron para mi en aquella tarde del Corvette azul. Siempre pensé que parecía, y era un Corvette. Julia estrenaba uno idéntico para esos días. Cuando le entregué las llaves, exhaltada me lanzó las palabras con una sonrisa juvenil: "Sé que verás mi coche desde allá arriba, mamá".


Sabía que era un Corvette. Marchaba a la velocidad requerida por los carteles que a ratos veíanse en la autopista; marchaba a buen ritmo hacia la oscuridad crepuscular avanzante, y ocurrió: Un escarabajo sigsagueante,estrelló sus faroles contra el baúl del Corvette, luego, aparatosamente, se le encaramó con las ruedas girando hacia el cielo. Ambos automoviles fueron a dar al paseo de la autopísta. Mi horario había concluido, pero aún así, llamé a la estación radial para informar sobre el accidente. Escuché mi voz asegurando que se trataba de un Corvette. Deseaba dudarlo, pero estaba convencida de que el coche azul embestido era un Corvette. ¡Lo era, y también sabía lo peor! Sabía que al aterrizar, no sería capáz de conducir mi Mercedez hasta el apartamento, tendría que tomar el tren o el bus. Sabía que en la casa me tomaría un tranquilizante, sin apartar la mirada del teléfono, aguardando horrorizada el temido aviso, mientras la cena de Julia se enfríaba...

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