martes, 25 de marzo de 2008

Es un cansancio tan viejo/Del Libro Entre Viejos Cuadernos/Otto Oscar Milanese

Es un cansancio tan viejo/Del Libro Entre Viejos Cuadernos/Otto Oscar Milanese


Es un cansancio tan viejo

Otto Oscar Milanese

Es un cansancio tan viejo
que ya mi paso es cansancio,
cansancio de la misma pena
que se convierte en morada.
Es algo que desde siempre
jamas respeta al silencio,
lo que se sufre callado
es grito de carne y huesos.
Lo que por los ojos brota
es fatiga de años
que van conociendo manos
que mueren en lo que tocan.
Que me conozca el cansancio
que ya se ha hastiado de alma
que sin ser dueña del mundo
cree ser ama de todas las cosas.
Porque el dolor está adentro
cuando nadie piensa que duele
las voces que en el silencio
resumen lo que se pierde.

viernes, 14 de marzo de 2008

Reflexión

Reflexión
Otto Oscar Milanese

Yo miro la vida
con mirada profunda
y me pregunto:
¿existirá Dios?
No lo sé,
pero me enseñaron a creer en ti.
Yo miro la vida
con mirada escrutadora
y me pregunto:
¿qué será de mi?
No lo sé,
pero yo mismo me eseñé a creer en mi.
Yo miro la vida
con mirada de angustia
y me pregunto:
¿cómo será el mañana?
No lo sé,´
pero aún sigo estando aquí,
AQUI
AQUI,
aqui en esta tierra de hombres
donde cada cual lucha para si,
he luchado para mi Dios,
hasta en mis dudas,
sin mañana
y sin mi.

martes, 11 de marzo de 2008

¡Ah, Merengue Dominicano!




¡Ah, Merengue Dominicano!
Otto Oscar Milanese


¡Ah, Merengue dominicano,
que desde Ñico Lora hasta joseito Mateo,
entre la algarabía de las peleas de gallos,
y la amargura de la dulce "Caña Brava",
has conocido y has hecho bailar el corazón de un pueblo bravo!
¡Ay, Merengue dominicano,
que has puesto a bailar las vicisitudes de un pueblo,
que se comió a Cabo 'e Vela,
y en vez de vela prendió cuaba al cuerpo de Martín muerto!
"Y abajo la cama está,
el que mató a Cabo 'e Vela"!..
Merengue que yo te siento desde Mateo a Ventura,
bailando "La Agarradera",
o llamando a "La Patrulla".
Merengue que tú también has salido del ingenio
"El pique" corta la caña
con la rabia del hermano haitiano hambriento.
¡Ay, Merengue de Viloria y de Dioris Valladares,
aún sigo metido "A Lo Oscuro"
en un país que hace sus líos, pero no los desata!
Merengue de Solano que me ordena "Vayase En Paz, Mi Compay",
y en paz ya me voy, pues...
aunque pasan años y gobiernos, nada cambia.
Merengue que me das palos y los tengo que bendecir,
"Palo, Palo, Palo, palo bonito, palo e",
palos son los que sufre el dominicano en su país,
pero me conformo, Guandulito,
porque aunque "Jovinita" celosa no me quiera cocinar,
tres mujeres me esperan en la capital.
¡Ay, Merengue que sabe a Tatico,
a Cibao y a "Mecedora",
a "La Hamaca" de Fernandito,
y al "Tolalá" de Viloria!
Merengue que aun gimiendo bailas
la miseria de mi gente,
muriéndose va mi niño
y "Siña Juanica" indiferente.
"Voa A Montá Un Molino En La Carretera,
Pa Moler Mi Caña De Cualquier Manera"...
Pero de cualquier manera,
aún sea "Rumbo A Manoguayabo Con Mi Gallito Canelo
Pa Apostar to lo que tengo",
y lo que tengo entre los ojos, Merengue,
es la resaca de mi pueblo,
el fiao, "Señor Pulpero", luego de gastar los cheles,
y por último recurso, "La Yola" en la que me monta la ilusión y el desespero.

lunes, 10 de marzo de 2008

El Anuncio

El Anuncio/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito "Sobre Sueños Y Escrúpulos".



El correo le traería de una manera inesperada la solución al dilema que durante tres días venía preocupando a Eugenio. Y ni siquiera lo pensó al recoger del buzón el paquete de sobres. Lo usual: recibos. Montones de recibos de las inevitables deudas mensuales, ninguna carta personal. Nadie le escribía ni él escribía a nadie; pero al ver entre los sobres blancos y amarillos el pequeño catálogo de una tienda por departamentos, el Corazon le latió igual que si recibiera correspondencia de una persona querida.

Ahora tenía en las manos la respuesta que durante tres noches buscaba en vano. Porque allí, pensó Eugenio, en alguna de las páginas de la revista, existiría algo apropiado para regalarle a Amanda. Se extrañó de repente, de que a pesar de trabajar al lado de una persona durante más de 20 años, de tratarla en un lunes a viernes rutinariamente sofocante y tenso, se acabaran desconociendo los pequeños gustos, los detalles insígnificantes de ese ser que presumiblemente, y de acuerdo al calificativo que se le otorga, debería ser un compañero. Y las últimas tres noches habían servido para conocer que desconocía por completo a esa mujer que por más de dos décadas llegaba siempre a las 8:00 A.M. con el primer buenos días que oía la oficina. Y que él, detrás de sus gafas, y ella, detras de su escritorio, no eran más que dos extraños obligados a convivir horas de mutuo agotamiento laboral. Y si acaso alguna vez, ¿Pasarás las vacaciones fuera de la ciudad?, él preguntando. Y si acaso alguna vez, ¿Nunca le ha escrito, nunca le ha llamado su familia? Ella indagando, sin que ninguno de los dos se preocupara en realidad por la respuesta del otro, ensimismados cada cual en sus respectivas tareas.

Subió los peldaños de la escalera de prisa, casi tropezando y hojeando a medias el catálogo. Antes de llegar al segundo piso fue que abruptamente se detuvo, y casi se le cae de las manos la revista al ver la foto de una mano mostrando un anillo. Y recordó. De repente recordó Eugenio el sueño de la noche anterior: La mano, siempre la mano en el sueño, como asiendolo, como llevándole de un instante a otro, gobernando cada hipnico segundo. ¿Y no era esa misma mano que en la página 13 del catálogo mostraba una sortija, la que durante toda la noche estuvo en su sueño, como una premonición, como un aviso? Sí, definitivamente sí, era esa mano delicada y femenina la que durante todo el sueño le mortificó hasta el extremo de que en ciertos momentos ya no supo si soñaba o el intenso sopor de una noche de agosto newyorquina lo empujaba a devanear.

Introduciendo la llave en la cerradura de la puerta del apartamento, ya no tuvo dudas. La mano del sueño, la mano del catálogo le estaban diciendo que el regalo para Amanda sería una sortija. ¿Pero cómo regalarle un anillo a una mujer por la que jamás se ha sentido nada? ¿Y cómo lo interpretaría ella? Ya poco le importaba, había encontrado la solución para tres días de interrogaciones, y al fin y al cabo, un regalo, sea lo que sea, es un regalo. Decidido tomó una ducha, y mentalmente se preparó para salir al sofocante calor del verano de New York y realizar la transferencia de tres trenes para llegar a Manhattan, a la tienda que había enviado el catálogo, y salió. Salió como siempre, y como siempre caminó las mismas calles que le llevaban a la entrada del subway, con sus pensamientos llenos de manos ensortijadas que no le dejaron ver aquella roja mano de los semaforos de New York que le estaba ordenando detenerse, y no se detuvo…

El Borracho

El Borracho/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito Sobre Sueños Y Escrúpulos





Trabajando seis días a la semana en un restaurante del Village, East New York, Juan Fulgencio, luego de ocho o nueve interminables horas de trabajo, durante las cuales, muchas veces no probaba bocado alguno, regresaba a su hogar cansado, borracho y hambriento. Tenía por costumbre, cuando bajaba a la estación de tren "Second Avenue" en Manhattan, comprar cuatro bolsitas de Cheese Curls, en el pequeño Kiosco ubicado antes de bajar las escaleras que conducen al andén. Y con esas cuatro bolsitas, que apenas le costaban un dollar, Juan Fulgencio mitigaba su hambre, mientras aguardaba la llegada del tren F. En muchas ocasiones, Juan Fulgencio tenía dinero para entrar a cualquier restaurante y comer; pero él, más acostumbrado a entrar a las licorerías o a las bodegas, en busca de cerveza, no era hombre que comiera en restaurantes, y se jactaba de decirlo, sobre todo, porque precisamente trabajaba en un restaurante, se vanagloriaba de decirlo y se callaba las razones. Su mujer lo entendía, y siempre, al llegar a la casa, Juan Fulgencio encontraba la comida servida, y eso le bastaba para olvidar las anteriores horas de fatigas y de hambre.


La noche de un jueves, como siempre hambriento y como siempre cansado y borracho con mil pensamientos de ebrio entreverados en su mente, Juan Fulgencio llegó al kiosco. Y como siempre tomó las acostumbradas cuatro bolsitas de Cheese Curls. A la hora de pagarle al hombre de La India que atendía el kiosco, Juan Fulgencio desembocó en la realidad de que sólo poseía setenta y cinco centavos en sus bolsillos. El indiano que lo vio dubitar rebuscándose los bolsillos, y que lo conocía, pués cada noche le compraba lo mismo, cuando Juan Fulgencio intentó devolver una de las bolsitas, cada una tenía el precio de veinte y cinco centavos, lo detuvo con gestos energicos: "Llevate las cuatro, no devuelvas ninguna, mañana me pagas", le dijo en mal inglés.


Lo que es inevitable, ese mañana siempre llega, pero llegó con la cara propicia que presenta para quien nunca lo espera, y Juan Fulgencio, a la hora de comprar las acostumbradas cuatro bolsitas de Cheese Curls, ya era viernes y acababa de devengar su salario, había olvidado que debía 25 centavos. El dependiente se lo recordó con la misma energia y el mismo mal inglés con que en la noche anterior le había sugerido que se llevara las cuatro bolsitas; pero no le reclamó 25 centavos, sino que le dijo "Usted me debe un dollar".. Juan Fulgencio trató de recordar, mientras el hombre insistía que le debía un dollar. Juan Fulgencio, realmente no recordaba cuanto le debía al hombre, a pesar de que si sabía que le debía, por lo que optó en pagarle lo que este reclamaba.


En la noche del sábado, Juan Fulgencio, borracho, agarrándose del borde del mostrador para no caerse, pagó las cuatro bolsitas de Cheese Curls con un billete de cinco dollares. El hombre tardó en darle la devuelta, y finalmente le anunció que no tenía cambio y que le devolvería al día siguiente. Con dos o tres pesos aún en los bolsillos, y con ansias de llegar a su casa, Juan Fulgencio aceptó.


El domingo por la noche, cuando compró las cuatro bolsitas de Cheese Curls y pagó con un dollar, el dependiente se quedó callado; pero Juan Fulgencio le recordó que le debia dinero de la noche anterior. ¡"Oh, sí, sí, como no, usted tiene razón"!, dijo el dependiente y le devuelve apresuradamente tres dolares con veinte y cinco centavos, entoces, Juan Fulgencio recordó de súbito en medio de su habitual borrachera, que él, la primera vez había quedado debiendo veinte y cinco centavos, pero le cobraron setenta y cinco, y que la devuelta justa, pués había pagado con un billete de cinco en la noche anterior, era de cuatro dolares, pero le devolvían tres dolares con veinte cinco centavos. "Un hombre nunca debería tener un precio", dijo mirando al dependiente y dejando unas monedas sobre el mostrador, "pero al parecer este es el suyo", y se alejó escaleras abajo para tomar el tren, mientras el hombre miraba los setenta y cinco centavos sobre el mostrador.



"Entre entradas" (Una recta adentro)

"Entre entradas" (Una recta adentro) Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito "A contárselo a Gloria Y Otros Cuentos"



A la memoria de mi querida e inolvidable tía, Gloria Milanese, para nosotros, sus familiares, eterna y amada "MANAGER DEL LICEY", quien vivia todos los años esperando el comienzo de la Temporada de Beisbol Invernal Dominicano, y quien, por extraña casualidad, falleció en la fecha de otro inicio del Torneo de Pelota criolla que tanto esperaba, sin que pudiera presenciar este otro gran triunfo de sus amados y ya casi centenarios Tigres del LICEY.
Con y por ese gran amor de haberme hecho un liceista entero de pies a cabeza.,



_¿Dónde estaba usted, luego del séptimo partido de la Serie Final entre Águilas Cibaeñas y Tigres del LICEY?

La pregunta no la formulaba uno de los usuarios del TigerBook, y hasta juraría que ni siquiera tenía cara de ser fanático de algún equipo de beisbol, aquel hombre, que con rostro adusto, me metía bajo las narices su identificación de Agente Secreto de la polícia dominicana.

A Jesús, nunca debi haberlo visto de nuevo. Todo debió quedarse allá, en el lejano tiempo de cuando eramos dos estudiantes recién ingresados a la Universdad Madre y Maestra. En ese tiempo con el color de la afición por conocer el corazón de Santiago de Los 30 Caballeros, deambulando por sus calles y avenidas con una nostalgia diurna por la lejana provincia de Azua, de donde provenía, y un nocturno olvido de esa añoranza, entre restaurantes, barras y tragos, siempre acompañado por él.

_Supongo que estaría borracho, vociferando ¡"LICEY, Campeón, LICEY, Campeón"!, en cualquier esquina de la Avenida Lincoln.

"Cayeron pronósticos"

"Todos los pronósticos de la prensa deportiva nacional rodaron anoche por el suelo con el triunfo de Los Tigres del LICEY en la Serie Final. Todos los periódicos, los programas de radio y televisión afirmaban que no había forma de que Los Tigres pudieran vencer a Las Águilas. Se resaltaba la profundidad del pitcheo, encabezado por Julián Tavárez, Fernándo Hernández, Joaquín Benoit, Aaron Fultz y Bartolo Colón.

También la ofensiva devastadora con figuras como Miguel Tejada, Tony Batista, Raul Mondesí, Stanley Javier, Luis Polonia y Mendy López.

Mientras que Los Tigres con debilidad en su pitcheo y la caida de gente clave , como Eric Byrnes, Carlos Peña y Ron Belliard, parecían una presa fácil.

Pero dos movimientos de última hora aclararon el camino al LICEY, como lo fue lograr que lanzaran en La serie Final Ramón Ortíz y Juan Cruz".

_Déjese de vainas_,dijo abruptamente el policía_,y responda claramente: ¿Vio usted a Jesús del Rosario anoche?

Se me había quedado convenientemente en el pasado. Meses sin recordar la existencia de Jesús del Rosario. En ocasiones por cualquier futileza retornaba como un golpe de conciencia el recuerdo de él. Lo molesto, ese instante de silencio que lacera la vida, cuando la vida es un intento de escapar de lo ya vivido; eso era Jesús, y nunca debió salir, para mi, de aquellos dos años de Universidad en Santiago de Los 30 Caballeros. Jamás debió regresar a m i presente con su gorra de Las Águilas Cibaeñas, y su mordacidad melosa cuando LICEY perdía: "¿Y ahora, eh, ahora eh, sigue siendo tu Tigre El Glorioso"?

"De película: Fue un final, donde ambos intercambiaron el comando del partido en los últimos tres difíciles episodios"

"El más ganador: Los Tigres del LICEY conquistaron su Corona número 17 y toman la supremacía en La Pelota Dominicana"

"EL LICEY CAMPEON EN JUEGO INCREIBLE" Abad decide con jorón y Los Tigres ganan el derecho a representar el país".

Rolin Fermin

Santiago:

"Los Tigres del LICEY(¡Ja, ahora si son bengalionejas, de forma desafiante llegaron anoche al llama do Valle de la muerte, el Estadio Cibao, y rompieron de manera espectacular el maleficio , alzándonse con una emocionante victoria 9-8, que le coronó por décimoséptima ocasión en la historia de la peloto profesional de República Dominicana.

"El refuerzo norteamericano Andy Abad, con un dramático jonrón de tres carreras en el noveno frente al estelar Cerrador Luis Viscáino, superando una desventaja de 6-7, se llenó de GLORIA(mayuculejasbengaloides pues el tablazo de Abad asi lo merece y lo merecerá aunque pasen 100 añoides, ese desplumAmarilloides es ya algo de leyenda en nuestro beisbol),por los felinos, que terminaron ganando los dos últimos choques del Certamen que honró la memoria del Doctor César Dargam.

"Felix Rodríguez, aún fallando en salvar, permitiendo jonrón de Tony Batista en el octavo, terminó ganando el decisivo encuentro, con salvamento para Julio Mañón ,que sacó al propio Batista con el out final.

"Las Águilas, en esta ocasión contando con la presencia del estelar Bartolo Colón, no consiguieron ganar su tercer título consecutivo(¡Ja, se lesatravesó

"Colón llegó hasta el sexto sin permitir hit, ganando tres por cero, pero boleó tres en línea y fue sacado. Luis Vizcáino, cerrador mamey, víctima del jonron de Abad, sufrió la derrota"

_¡No, a Jesús del Rosario no lo veo desde hará más de veinte años!

_Ya no volverá a verlo, anoche lo encontraron muerto en su apartamento de Ciudad Nueva.

_¡Imposible, anoche, anoche..!

Pero regresó, y de la manera más indeseable. Serían las cinco de la tarde cuando recibí su llamada al celular; aún no me explico como pudo conseguir el número, supongo que alguno de los amigos mutuos de nuestros años en La Madre y Maestra se lo proporcionaría. No saludó siquiera, su voz me llegó con la misma sorna de veinte años atrás: "Cuando yo quiera puedo tirarte una recta adentro", y se rió, la misma risa que empaña mis recuerdos de Santiago, la misma risa con que un día se fue acompañado de Marisela a celebrar el triunfo de Las Águilas, y con la que al día siguiente me enrostró en los pasillos de La Universidad: ¿"Sabes con quien celebré ese triunfo mamey, con quien disfruté esa derrota azul"?

Zona Deportiva

Juan José Rodríguez

Mejor en la historia

"Al ganar este histórico campeonato 17, sabemos que los fanaticos del LICEY recordarán el jonrón de Andy Abad y el último out de Julio Mañón, pero lo primero que se debe destacar es lo increible que fue este séptimo juego.

"A nuestro juicio, no ha existido un mejor juego decisivo para un campeonato en la historia del béisbol profesional, como este encuentro de anoche, donde Los Tigres del LICEY ganaron 9 por 8 carreras sobre Las Águilas Cibaeñas.

"Ni en el béisbol de Las Grandes Ligas, ha ocurrido un juegoque define al campeón, como este histórico séptimo juego de La Serie Final 2002 de la Pelota Invernal de La República Dominicana.

"En el último y noveno juego de La Serie Final de La Campaña 1998-99, Los Tigres derrotaron a Los Leones del Escogido en un muy emocionante partido con un último inning dramático, pero no se compara con los intercambios increibles de lideratos de este encuentro. Aqui cabe perfectamente la frase, "no apto para cardíacos".

_Anoche_, dijo el agente encendiendo un cigarrillo, y mirándome fijamente_,anoche usted tuvo contacto con Jesús del Rosario.

_¡Sí, es como dice usted; pero nunca le vi, jamás estuve cerca de él. Me llamó durante todo el día, comenzó a llamarme desde muytempranas horas de la mañana. ¿Como murió Jesús?

_Envenenado, pero ahora lo que nos interesa es conocer como ocurrió su muerte, ¿por qué ocurrió? Usted, a pesar del tiempo que no le veía, le conocía bastante bien, ¿piensa usted que Jesús del Rosario era tan fanático, como para llegar al extremo de suicidarse por una derrota tan escándalosa, como la sufrida anoche por su equipo?

Andy Abad y D'Angelo Jiménez fueron los héroes ofensivos en el espectacular triunfo de LOS TIGRES

Por Gustavo Rodríguez

Redactor de Hoy

"Santiago.-El jardinero Andy Abad, disparó un dramático jonrón en la novena entrada, para darle la corona del Torneo de Béisbol de Invierno a Los Tigres del LICEY , al vencer a Las Águilas Cibaeñas, con pizarra de 9-8, en un emocionante partido celebrado celebrado en El Estadio Cibao, a casa llena.

"Los felinos, que no eran favoritos para La Serie Final, demostraron un gran coraje y un juego en conjunto, para alcanzar la corona. Abad, le dio la sensacional victoria a los felinos, con un batazo al relevista Luis Vizcáino".

_Él era tan aguilucho, como yo liceísta, sin embargo...

_¿Sin embargo qué?

_Yo no sería capaz de atentar contra mi vida por una derrota de mi equipo, y lo mismo pensaba de él, sin embargo...

_¿Sin embargo qué?

"Cuando yo lo quiera, viejo, recuerdalo siempre", y venía su risita entre dientes, acentuando el trasfondo de sus palabras, "cuando yo lo quiera te lanzo una recta entre los codos, y eres hombre muerto, tu vida, como ese Glorioso LICEY que tanto quieres, es un ponche"

_Sin embargo, a pesar de esa pasión que bien le conocí cuando andabamos juntos en nuestro tiempo de estudiantes, pude notar que en su voz vibraba algo especial, como explicarselo, agente, Jesús, era ante todo un aguilucho, eso lo llevaba en la sangre, como yo llevo mi liceísmo en el alma; pero había algo más, y pude notarlo en sus palabras a través del celular. Como explicarselo, agente, como explicar un presentimiento, una premonición, algo tan inconcreto, y que sin embargo es tan palpable, mas, desde la primera llamada suya en el día de ayer, supe que para él, se trataba de algo mucho más trascendental que la satisfacción, que la alegría de su espiritu fanatizado, que Las Águilas Cibaeñas resultaran ganadoras.

_El suicidio no es descartable, pero existen indicios que nos inclinan a pensar que Jesús del Rosario fue envenenado. Quien decide quitarse la vida de esa forma, procura no llamar la atención, y esa puerta abierta, con el televisor encendido en sintonía con el mismo canal por el que mirara el juego de LICEY contra Águilas, unas horas antes, nos hace suponer que no fue un suicidio, alguien más estuvo con él esa noche. ¿Conoce usted a su mujer?

LUIS CASTILLO: Es victoria más grande.

Por Bismarck González

Redactor de Hoy

"Entre celebraciones y algarabía dentro de los camerinos de Los Tigres del LICEY(mayuculejasBengaloides), el torpedero Luis Castillo manifestó su inmensa alegría luego de que el equipo consiguiera el título de campeón en el béisbol invernal dominicano.

"Es la victoria más grande de mi vida y se la dedico a mi familia y a todos los fanáticos del LICEY, que nos apoyaron todo el tiempo", reveló. "Antes de salir esta mañana le pedí a Dios que nos diera la victoria, y le agradezco que nos diera este tan anhelado triunfo".

"Dijo que se sentía especialmente contento porque a pesar de que no eran favoritos para obtener el triunfo, "salimos victoriosos, y me siento contento porque ganamos a pesar de ser considerados como inferiores, especialmente porque nadie creía en que podíamos lograrlo", expresó el jugador.

"Castillo dijo que todo el tiempo tuvo certeza de que el equipo podía conseguir la victoria, y que confió plenamente en sus compañeros durante toda la serie.

"Declaró que el equipo va con mucha confianza a representar a nuestro

país en La Serie del Caribe a ser celebrada en Venezuela".

¡Marisela! La Marisela de La Avenida Hermanas Mirabal frente al Yaque, en un invierno santiaguero al atardecer, cuando las escasas y palidas luces de La Otra Banda se encendían, y las fincas, en la otra ribera, se iban quedando a oscuras. Entonces llegó de azul, lo que provocó que Jesús, acodado en la balaustrada del riocón, me dijera en tono alto, para que ella al pasar lo escuchara, "Te apuesto que a pesar del azul de su vestido, es aguilucha". Y su mirada de soslayo, la suave sonrisa de angel y diablo que en Jesús despertó la lengua, y en mi adormeció la boca con una resequedad insoportable. Aguilucha o liceísta, nunca llegamos a saberlo, fue otro de los grandes secretos de Marisela, lo que si nos quedaba al descubierto desde aquel momento, era que tanto él, como yo, no podíamos escapar ya al embrujo que aquella mujer, y de manera distinta, ejercía sobre nuestras almas.

_¡Sí, la conozco!

_¿Fue novia de usted, antes de quese casara con él?

Tuvo serie de bateo

D'Angelo: Todo el equipo es el JMV

Dimaggio Abreu

Santiago.-"D'Angelo Jiménez, declarado jugador más valioso, compartido con Andy Abad, declaró que no sólo él merece ese reconocimiento, sino todo el equipo de Los Tigres de LICEY, porque cada uno de sus integrantes ofrecieron su empeño para obtener el título 17.

"En medio de una euforia desbordante en el club house de visitante en el Estadio Cibao, donde sus compañeros lo levantaron, mientras voceaban MVP, MVP..., Jiménez dijo sentirse feliz por haber aportado tanto para este nuevo logro de los felinos, que tanta lucha costó.

"Recordó que en un momento del Round Robin dijo que no jugaría más, pero que después de mejorarse de un problema en un brazo, pensó que él había aportado mucho para que el equipo clasificara a la segunda fase y decidió retornar.

"Dijo que el haber sido tomado en cuenta para el premio del más valioso de la final, lo llena de orgullo, porque le reconocen con elloel esfuerzo y su aporte a favor de un triunfo que con tanto empeño buscaron, a sabiendas de que no fueron dados por favoritos ante un rival como Las Águilas.

"Me siento muy contento con este premio, pero creo que no sólo yo soy el más valioso, todo el equipo es el más valioso, porque dieron lo mejor de cada uno para que pudieramos lograrlo", señaló.

"Recordó que luego de la tercera victoria el martes en El Estadio Quisqueya, para igualar la serie 3-3, y que el decidió con dos triples productores de tres carreras, proclamó que el equipito sabía volver de atrás, y que anoche derrotarían a Las Águilas, lo cual se cumplió.

"Jiménez aseguró que le dedicaba el triunfo a su familia"

_Eso no tiene importancia, agente_,dije de mal humor.

_Sí, tiene importancia_,respondió, clavando nuevamente su mirada en mi_, se acaba de cometer un asesinato, y cualquier detalle es importante.

_Pero no puedo ser sospechoso solamente por haber sido novio de la esposa del muerto. Además, puedo probar que después del juego estuve todo el tiempo en La Avenida Lincoln celebrando el triunfo del LICEY.

_¿Puede probarlo? ¿Con quien estuvo?

_Estuve entre miles de personas, agente. Toda la madrugada estuve en La Lincoln.

_No es suficiente. De acuerdo, estuvo entre miles de fanáticos liceístas, bebiendo y vociferando como un loco; ¿pero cual de esos miles de fanáticos es conocido suyo, con quien compartió, quien puede asegurar que realmente usted estaba allí?

¡LICEY CAMPEON!

OBTIENE SU TITULO 17

CONSERVA SUPREMACIA COMO EL EQUIPO MAS GANADOR

"Los Tigres del LICEY consiguieron anoche frente a Las Águilas Cibaeñas su campeonato númro 17 de béisbol profesional criollo, en uno de los partidos de final de temporada más reñido que se haya vivido en la pelota de La República Dominicana. Miles de fanáticos de los dos equipos abarrataron El Estadio Cibao, en Santiago. El LICEY ganó a Las Águilas nueve carreras a ocho"

_Cierto, estuve solo, pero estuve allí, confundido entre la multitud, coreando: ¡"LICEY, Campeón"! ¡Acaso no es notoria la ronquera que padezco?

Marisela. Repentinamente otra vez Marisela. Ahora no en un crepúsculo frente al Yaque santiaguero, sino en la madrugada de una esquina capitaleña, y con gafas oscuras para ocultar las ojeras, con el cabello negro ocultándole medio rostro, sobre todo aquella parte de la cara en donde los rastros de hematomas eran evidentes. ¡"Pero, pero él me dijo"..! Fue todo lo que se me ocurrió decir al encontrarla frente a mi, y mis frases se perdieron entre el griterío de los fanáticos y las bocinas de los automoviles que a lo largo de toda La Lincoln intentaban reproducir la consigna de ¡"LICEY, Campeón"!

Alcántara

"El cañonero Israel Alcántara aseguró que Los Tigres también resolveran en La Serie del Caribe a celebrarse en Caracas a partir del día 2 de febrero, tal como lo han hecho Los Tigres en ocho ocasiones.

"Señaló que cuando Tony Batista disparó un cuadrangular de dos carreras en el octavo que puso a Las Águilas arriba 7-6, el LICEY (AzulesVengativasMayusculoides) bajó un poquito los animos, pero que no se rindieron porque el conjunto confió en que podrían retornar para vencer a los cibaeños en su propio valle de la muerte.

"Yo dije al principio de La Final, que la Serie se iría a los siete juegos y que nosotros ibamos a vencer a Las Águilas en el valle de la muerte", proclamó un eufórico Alcántara".

_Qué clase de negocio existía entre usted y Jesús del Rosario?

_No entiendo la pregunta, agente.

_Usted afirma que tenían más de veinte años que no se veían; pero es obvio que algún tipo de negocio debía existir entre ustedes. Un hombre no llama a otro más de quince ocasiones en un sólo día, solo por llamarlo, esas llamadas quedaron registradas en el celular de Jesús.

La multitud nos arrastraba, y apenas, entre la ruidosa eufória de los fanáticos que caminaban o corrían a ambos lados de la avenida, y los claxons,, y el infernal bullicio de los coches y motocicletas que arrastraban latas viejas, podíamos escucharnos. "Ya sé, ya sé, él te dijo que yo estaba en Puerto Plata; pero nunca fui allá, sino que me marché a casa de mi hermana,

en Barahona. Ya no lo soportaba más".

Castillo: "Este es un triunfo para Fernando Ravelo".

Dimaggio Abreu

Santiago.-"Este triunfo es para usted, porque es una persona buena, le dijo el segunda base Luis Castillo al feliz Gerente General de Los Tigres de LICEY, Fernando Ravelo, mientras lo abrazaba con fuerza y recibían un baño de agua de uno de sus compañeros.

"Tras escuchar el agradecimiento de Ravelo, señaló el orgullo que sentía por este triunfo, ya que fue bien batallado y que fue el fruto de la entrega del equipo.

"Castillo, pieza importante en la ofensiva y recorrido de base en varios de los triunfos de los felinos, aseguró al LISTIN DIARIO que este es el más grande triunfo obtenido con Los Tigres porque supieron vencer a un conjunto tan batallador como el de Las Águilas.

"Castillo dijo que por el momento no estaba definido en si acompañaría al conjunto a La Serie del Caribe, que será disputada en Venezuela, porque necesitaba descansar.

"Con esto no estoy diciendo nada, pero no es seguro de que vaya a La Serie del Caribe, porque ya los entrenamientos de primavera vienen por ahí y tengo que irme pronto y necesito llegar descansado" Dijo el intermedista y abridor en la alineación de Los Marlins de la Florida, en las Grandes Ligas".

_Ningún negocio, agente, ninguna clase de trato me unía a Jesús del Rosario. Esas llamadasobedecían a su deseo de darme cuerda. ¿Lo entiende usted? De darme cuerda porque al LICEY, la crónica depórtiva del país no le había dado absolutamente oportunidad de poder vencer a Las Águilas. De darme cuerda, como lo hizo cuando más de veinte años atrás me quitó la novia, allá en Santiago. Ningún negocio, y no tengo inconvenientes en relatarle como discurrieron esas llamadas.

"Yo sabía que estabas aquí, me dijo, y subitamente, en sus palabras, y en medio de la zambra de la muchedumbre, olvidé los empujones, los codazos, y me reencontré con la Marisela de aquella tarde frente al Yaque. "Yo sabía que estabas aquí, sólo tenía miedo de no encontrarte entre tanta gente".

_Esa mañana, agente, su primera llamada fue la que me tiró de la cama. Aún no estaba bien despierto, cuando me estremece su voz preguntando: ¿"Sabes quien te habla, me reconoces?"

Más de veinte años, y en la mañana su voz despertándome para preguntar que si le recordaba. Más de veinte años, y en la noche, ella con rostro lloroso entre multitud alegre. "Bajemos hasta el malecón", le dije, "hoy nadie duerme, este triunfo del Glorioso LICEY ha de ser histórico".

_Recuerdalo, me dijo él, agente, sin dejarme hablar siquiera, tu vida es un ponche. Una recta adentro a noventa millas por hora, pausa, se ríe bajito, con dureza, a noventa millas por hora y entre los codos, y eres un fiasco, como lo es ese, tu "Glorioso LICEY". Ya Las Águilas están a punto de sobrepasar a tu "Glorioso LICEY", y cuando eso ocurra, dentro de algunas horas, ¿dónde irán a meter ustedes, los liceístas, la cabeza, después de haber hablado tanta pepla?

_Quise respónderle que al LICEY nadie le daba chance de ganar, y que sin embargo, ahí estaban Los Tigres vivos, forzando a un séptimo y decisivo juego en Santiago; pero me di cuenta, agente, de que él, luego de decirme lo que tenía que decirme, había cortado la comunicación.

Más de veinte años, y Marisela de nuevo frente a mi. Entonces, luego de tantas noches deseándola, después de tantos años lamentando y maldiciendo la traición de quien creía mi amigo, me di cuenta de que no la amaba. Nunca la amé. "Eres un ponche, mi recta adentro es imbateable, ella es mía, como mío sera el gozo de ver que Las Águilas finalmente sobrepasan a Los Tigres en campeonatos ganados".

_Su segunda llamada, agente, vino con la noticia que alegraba su voz, de que el estelar de Grandes Ligas, Bartolo Colón, sería el pitcher abridor por Las Águilas Cibaeñas. "No hay para nadie, entiendes", me dijo, "esta vaina es de Las Águilas, con Bartolo en la lomita no hay LICEY que valga, es cuestión de horas para que tu Glorioso equipo azul pierda la supremacía en La Pelota Dominicana".

_Y como en la ocasión anterior, agente, quise respónderle que si Las Águilas contaban con Bartolo Colón, ya el LICEY había anunciado publicamente que la super estrella Pedro Martínez lanzaría por Los Tigres; pero fue en vano, nuevamente cortó la comunicación.

_Hay algo extraño en todo esto. De acuerdo a todo lo que hasta ahora ha contado usted, Jesús del Rosario se estaba comportando como si usted fuera el que le quitara la novia a él, y no él a usted, como en realidad ocurrió.

Llegando al malecón de la capital, nos juntamos con otras ríadas de enloquecidos liceístas, provenientes de todos los sectores de Santo Domingo de Guzmán. El merengue salía alegre por entre las portezuelas abiertas de varios automoviles estacionados. "Y en Santiago, coño, y en Santiago", gritaba alguien a nuestro lado, pausando para sorber un trago de ron, y para agitar su gorra azul con la L blanca, "en su mismo patio, para que de una vez por todas sepan que LICEY se respeta". Ella no estaba ahí, en esa madrugada del malecón para celebrar nada, a ella le daba lo mismo que ganaran Las Águilas o LICEY, y eso siempre lo había sospechado desde nuestros días en Santiago; parecía nerviosa, inquieta por confesarme algo que no se decidía a contar. ¿"Por qué te fuiste con él, que fue lo que te impulsó a preferirle"?

_No exactamente, agente. Mas bien se comportaba como el hombre que sabe que su mujer quiere a otro. Su última llamada, antes del juego, fue para reirse del anuncio de que Pedro Martínez tiraría por el LICEY. "Eso ni lo sueñes", me dijo con mordacidad, "ese no tira una pelota en este béisbol, y aunque lanzara Pedro, no les saldrá como les salió con Ramón Ortíz en El Estadio Quisqueya. Al mismo Pedro Martínez, Las Águilas le caerían a palos esta noche, el reinado de tu Glorioso LICEY ha terminado, date cuenta, viejo".

No sé por qué, luego de más de veinte años le hacía semejante pregunta. Era como el escondido reproche que nunca tuve tiempo de dirigirle, después de enterarme de que estabaviviendo con Jesús del Rosario; pero lo cierto era que estabamos allí, en medio de la estruendosa celebración azul, y que se lo había preguntado, exactamente de la forma que me sentía, surgió la pregunta: ¿"Por qué le preferiste a él"? Era casi una confesión de que en el fondo ella ya poco me importaba, una velada admisión de que el dolorcito aquel, la molestia que siempre sentí cuando pensaba en ellos dos, no era mas que el amor propio lastimado. ¿"Crees que vale la pena hablar de eso ahora, después de tanto tiempo"? Me respondió. "Lo importante ahora es que todo se ha virado, esto no es una celebración aguilucha, sino liceísta, y en vez de ser él y yo en el Monumento de Santiago, somos y estamos tú y yo, aquí, frente al mar Caribe, en la capital".

Quinta entrada de Las Águilas Cibaeñas:

1. Raúl Mondesí abre la entrada con sencillo.

2. Mendy López continúa con el ataque al pitcher abridor felino, Rafael Roque, y también conecta indiscutible. Aguiluchos en base sin outs.

3. Guillermo García falla con elevado a la primera base. Un out, continúa la amenaza mamey.

4. El dirigente Azul Felino, Bob Geren, decide sacar al pitcher Rafael Roque, y en su lugar trae al importado Kevin Foster.

5. Rontrez Johnson, saludando de gringo a gringo, a Kevin Foster, conecta un largo triple por la banda del jardín derecho, limpia las bases, dos carreras adentro, y en El Estadio Cibao parece que quieren derrumbar el mundo con la algarabía de los fanáticos aguiluchos.

6. Alberto Castillo se encarga de traer para home la tercera carrera aguilucha con elevado de sacrificio al jardín izquierdo.

7. Luis Polonia entregó el tercer out de la entrada con elevado al jardín central. Resultado en 5 entradas completas: LICEY 0; Águilas 3.

_Mientras el partido se mantuvo sin anotaciones, él no me llamó, agente; pero tan pronto Las Águilas tomaron ventaja, mi celular sonó, y yo sabía que era él. "Se derrumba la hegemonía azul", me dijo, "comienza la dinastía mamey, te lo estoy diciendo, desde esta noche LICEY no merece el calificativo de "Glorioso", y reza", su voz se alteraba, gritaba casi, "reza para que no pasen la verguenza de ser el primer equipo al que le tiran un juego sin hits y sin carreras en una Serie Final de esta Liga. Ya ves lo duro que ha venido Bartolo Colón, aún no le han podido conectar un miserable hit en cinco entradas".

Sexta entrada de Los Tigres del LICEY:

1. El estelar Bartolo Colón llega hasta el sexto sin permitir hits, pero pierde el control, y regala tres boletos gratis. Las banderas azules, que estaban tranquilas, comienzan a agitarse en los brazos de la fanaticada felina en El Estadio Cibao. Carlos Peña corre en tercera, Chad Moeller en segunda, y Luis Castillo en primera, sin outs.

2. La dirigencia aguilucha decide retirar al descontrolado Bartolo Colón, y lo sustituye por el importado Aaron Fultz.

3. D'Angelo Jiménezimpulsa las dos primeras vueltas azules con sencillo, y LICEY acorta la ventaja aguilucha

4. Andy Abad no puede empatar el partido y se poncha, entregando el primer out de la entrada.

5. Por segunda ocasión en la entrada la dirigencia aguilucha decide cambiar de lanzador. Fultz abandona el partido, y en su lugar entra a lanzar Hipolito Pichardo.

6. Israel Alcántara, lo mismo que Abad, se poncha, sin poder conectar el esperado batazo que empataría el partido. Dos outs.

7. Sandy Martínez se arrastra por el Campo Corto y entrega el tercer out de la entrada. Resultado en cinco entradas y media: LICEY 2; Águilas 3.

_Me quedé esperando que el teléfono sonara, agente, pero no sonó. Me lo imaginaba fumando nerviosamente frente al televisor, mientras destapaba otra Presidente. Los Tigres se habían apróximado mucho, y él sabía que LICEY siempre ha jugado mejor de la sexta entrada en adelante.

_Quizás no lo llamó porque estaría discutiendo con su mujer_.Dijo el agente, encendiendo un cigarrillo.

_Su mujer, de acuerdo a lo que él mismo me dijera, estaba en Puerto Plata, agente. No tenía en quien descargar su mal humor si Las Águilas comenzaban a perder. Sólo estaban él y el televisor.

Séptima entrada de Los Tigres del LICEY:

1. Manny Martínez dispara hit.

2. El dirigente liceísta, jugando con el librito, ordena al capitán de Los Tigres, Ronnie Belliard, que intente sacrificarse para colocar la probable carrera del empate en segunda base. Belliard ejecuta el sacrificio a la perfección, cae el primer out de la entrada, pero Manny Martínez gana la segunda almohadilla.

3. Carlos Peña conecta hit al prado izquierdo, Manny Martínez es detenido en tercera base. LICEY coloca corredores en las esquinas, sólo un out.

4. Chad Moeller empata el partido con hit al cuadro.

5. Jesús Peña releva al pitcher aguilucho Hipolito Pichardo, y Luis Castillo lo recibe con hit remolcador, LICEY ha tomado el comando, las banderas azules se agitan freneticamente en las graderías, la televisión dominicana muestra los asombrados rostros de los fanáticos aguiluchos.

6. D'Angelo Jiménez sigue produciendo para Los Tigres, y conecta sencillo remolcador de una carrera, en la jugada anota también Luis Castillo, aprovechando el error que cometiera el Centro Campista aguilucho.

7 La dirigencia aguilucha respeta el poderío de Israel Alcántara y ordena que se le tiren cuatro bolas malas intencionales.

8. Con D'Angelo corriendo en tercera, y Alcántara en primera base, entra a lanzar por Las Águilas, Edwin Almonte. La dirigencia azul había traído a batear de emergente a Aramis Ramírez. Almonte obliga a Ramírez a batear por el campo corto, produciéndose el out forzado en segunda, que cierra la entrada. Resultado en seis entradas y media: LICEY 6; Águilas 3.

"Llegué", me dijo ella, "cuando aún Las Águilas no bateaban en el octavo. Justo a tiempo para ver por la TV todas esas caras llorosas en El Estadio Cibao, a tiempo de ver el sufrimiento de él, frente a un cenicero repleto de malolientes colillas retorcidas". La madrugada ya había avanzado mucho, y algunos fanáticos liceístas abandonaban el malecón. "No te entiendo, te vas engañandole, huyendo de su maltrato, diciéndole que vas a Puerto Plata, para que no sospeche que estás con tu familia en Barahona, y luego decides regresar". Si hubiese preferido no responder, la habría comprendido de igual manera, su mirada cargaba el sufrimiento de años, y viéndola, me convencí de que estaba frente a una Marisela que no conocía. "Tú no lo entiendes, tenía que volver. Cuando me vio se quedó sorprendido: ¡Tú aquí! ¡Estás aquí, esta noche! Me dijo. Sí, yo aquí en esta noche, y hay que celebrarlo, celebrar porque estoy aquí, y porque Las Águilas van a ganar, y ya lo verás a partir de esta entrada. Voy a buscar cerveza, le dije, y mientras se lo decía, aunque ahora no lo entiendas, siempre estuve convencida de que había vuelto por ti, por mi, para cobraselas todas y por los dos"

Octava entrada de Las Águilas Cibaeñas:

Luis Polonia, abriendo la entrada, pone música de hit en los entristecidos corazones de los fanáticos aguiluchos, quienes respiraban la derrota ya.

2 Luis Polonia sigue alegrando los corazones aguiluchos, y avanza a la segunda base por lanzamiento desviado del pitcher azul; el movimiento de las banderas anaranjadas comienza a revivir timidamente.

3La super estrella banileja, Miguel Tejada, dispara sencillo, y acrecienta el animo de la fanaticada aguilucha, a Luis Polonia lo detienen en tercera base.

4. Stanley Javier, quien había anunciado su retiro del béisbol, en su último turno en La Liga Dominicana, dispara un triple remolcador de dos carreras, que disminuye la ventaja liceísta a una sola vuelta, y convierte al Estadio Cibao en un pandemonium, gorras azules vuelan por los aires, mientras los silbidos y gritos de aliento a Las Águilas crecen.

5. El Manager del LICEY, Bob Geren, decide sustituir a José Nuñez, y buscando desesperadamente contener el empuje aguilucho, recurre a su estelar relevista Felix, "El Latigo", Rodríguez.

6. Tony Batista levanta al máximo la algarabía en El Estadio Cibao, disparando jonrón que voltea el marcador 6-7, ahora ganando Las Águilas. En las graderías comienzar a aparecer ataudes en los que se lee el nombre LICEY, destrozan un tigre de paja.

7 Felix Rodríguez poncha consecutivamente a los peligrosos Raúl Mondesí y Mendy López, para mantener la desventaja por la mínima, pero a Los Tigres sólo les queda ya una oportunidad ofensiva. Las Águilas se han colocado a tres outs de ser campeonas, a tres outs de obtener la supremacía que tanto han ansiado en el béisbol dominicano. Resultado en ocho entradas completas: LICEY 6; Águilas 7.

_¿Supongo que le habrá llamado, luego del jonrón de Tony Batista?

_Lo mismo pensé yo, agente; pero no fue hasta el mismo inicio de la novena entrada del LICEY, cuando recibí su nueva y última llamada, que por cierto, me resultó extraña.

_¿Extraña? ¿Por qué?

_Porque escuché ruidos, agente. Ruidos que él no producía; ruidos que no provenían de la TV encendida. Por primera vez me dio la impresión de que él no estaba solo.

_Es lo que siempre hemos creído. Anoche alguien acompañó a Jesús del Rosario. Fue su última compañía, tal vez su mujer.

_No, imposible, ya le he dicho que él mismo me dijo que ella estaba en Puerto Plata.

_¿Realmente estaba en Puerto Plata? ¿Por casualidad, no estaría con usted en La Lincoln, esta madrugada, celebrando la victoria del LICEY?

_Si conociera a Marisela, no diría eso, agente. Ella es incapaz de celebrar el triunfo de ningún equipo, mas bien, parece que detesta el béisbol.

_¿Qué le dijo él en esa última llamada?

_Realmente nada revelador, agente. Siguió en el mismo tono de siempre, burlándose: ¿"Que se siente ser fanático del Glorioso y estar a ley de tres outs de perder"?

_¿Y qué le respóndiste?

_Nada. Había desistido de mi empeño en hablarle, él no me dejaba, sus llamadas eran un monólogo. Me decía lo que deseaba decirme, y cortaba la comunicación.

Novena entrada de Los Tigres del LICEY:

1. El receptor azul felino, Chad Moeller, comienza la entrada disparando sencillo, llevando aliento a los espiritus liceístas, que veían como se embasaba el primer hombre, sin outs, en lo que podría ser la última oportunidad del Gloriosos LICEY.

2. Luis Castillo imita a Chad Moeller, y conecta hit, LICEY parece preparar una de tantas grandes novenas entradas que ha tenido a lo largo de su casi centenaria existencia. Luis Castillo llega a primera base dándose golpes en el pecho, en actitud desafiante; CASTILLO EN ESE MOMENTO ENCARNA AL LICEY, Y EL LICEY SEGUIA VIVO.

3. Bob Geren, el Manager azul, decide sacrificar a un bateador tan bueno, y productivo durante toda La Serie Final, como D'Angelo Jiménez. Su decisión es correcta, Geren busca colocar a tiro de hit, las carreras que pondrían adelante en el marcador a Los Tigres; pero D'Angelo no logra cristalizar la jugada de sacrificio, y la defensa aguilucha saca el out forzado en tercera. Las Águilas a dos outs de coronarse Campeonas.

4. Las Águilas Cibaeñas tienen lanzando a su estelar relevista Luis Vizcáino, el out 25 ha caído, y cuando el estadounidense, de origen cubano, Andy Abad, se para a la zurda en el homeplate, ninguno de los más de veinticuatromil fanáticos que abarrotaban El Estadio Cibao, imaginó el segundo siguiente: Y el segundo siguiente llegó, Vizcáino lanza para home, es su primer ofrecimiento para Abad, y Andy le tira, conectando un elevado profundo por su banda, la izquierda, parece algo irremediable, la bola viaja, se aleja, se va, se aleja, se va, y Andy Abad recorre las bases con las manos abiertas en UN VERDADERO Y GENUINO MOMENTO DE GLORIAZULFELINEJA, ante el estupor de miles de fanáticos cibaeños, ante la gritería delirante de otros miles de fanáticos liceístas. Consumado está, Abad, apodado "Tulile" en República Dominicana, ha conectado jonrón que voltea el pizarrón que ahora anucia: LICEY 9; Águilas7, en ocho entradas y media.

¿"No alcanzó a ver el jonrón de Abad, no llegó a comprender que LICEY seguía siendo EL GLORIOSO LICEY"? El sol había salido, y esperabamos la salida del primer autobús que partiera en dirección al norte. "Si eso te importa", me dijo, y por primera vez la vi sonreir, y reconocí en su sonrisa a la Marisela de Santiago, "su agonía fue peor, porque si lo vio, y aún pudo vivir el momento en que Manny Martínez, luego de capturar la bola, se arrodillaba en el jardín central".

Novena entrada de Las Águilas Cibaeñas:

1. Bernie Castro resulta ser (Mi amigo MATACUYAYAMATALEON, DIRÍA ASI: ARRESULTA CÉ Y BIENE CIENDO) el out 25.

2.Rontrez Johnson se poncha, out 26, y LICEY a un out de obtener la codiciada Corona.

3. Fermín, el Manager aguilucho, decide enviar a batear de emergente por Alberto Castillo, a Felixm Martínez, y Martínez, (a quien apodan el gatico, aunque realejamente parece más un "perrito"), inicia la tensión que se vive en la novena entrada aguilucha, embasandose con cuatro bolas malas.

4 Luis Polonia revive las esperanzas de los fanáticos aguiluchos, disparando hit, El Estadio Cibao vibra nuevamente.

5. Miguel Tejada conecta sencillo, Las Águilas viven, ahora la pizarra anuncia 9-8, aún a favor de Los Tigres, pero con los dueños de la casa en rebelión.

6. Bob Geren decide sustituir a Melquis Torres, y en su lugar trae a lanzar a Claudio Galvá. Galvá no realiza el trabajo, y transfiere con cuatro bolas malas al emergente Jimmy González. Las Águilas han llenado las bases. Un hit, y Las Águilas son Campeonas, dejando al LICEY en el terreno; pero la situación está pareja, porque hay dos outs, un out más, y es LICEY quien se Corona Campeón.

7 Bob Geren vuelve a tomar otra decisión atinada, saca a Claudio Galvá, y en su lugar trae al joven relevista azuano, Julio Mañón.

8. Frente a Mañón, en el homeplate, se para el peligroso Tony Batista, quien ya en el partido, anteriormente, con un sólo swing había puesto a Las Águilas adelante. El turno de Batista, esta vez, es prolongado, y es pura tensión la que se vive en El Estadio Cibao con cada lanzamiento de Mañón a Batista, hasta que finalmente Tony le tira a un lanzamiento y conecta elevado al jardín central, que desde el principio se vió fácil de capturar. Manny Martínez, en el central, sólo espera que la bola baje, realizando gestos con los dos brazos, como si estuviera nadando, pero que en béisbol significa "esa bola es mía, la tengo fildeada", la ha seguido todo el tiempo, desde que saliera del bate de Batista, por fin, logra capturarla, la asegura con las dos manos, sonríe extasiado, cae al suelo arrodillándose, y jugadores y fanáticos liceístas corren hacia él, ha caído el out 27, LICEY, en contra de todos los vaticinios, ES EL CAMPEON.

La ayudo a subir al autobús que finalmente la llevará a Puerto Plata. Sonríe, y en su sonrisa vuelvo a encontrar a la Marisela de Santiago, "Volveré", solamente me ha dicho a manera de adios, y a manera de despedida le he dicho que la espero. La mañana caribeña arde con un sol de las diez de la mañana, el canillita me ofrece el Listín Diario, cuando aún el autobus que se lleva a Marisela no se ha perdido de mi vista, lo compro y busco las páginas deportivas:

ANDY ABAD: "LE DI A UNA RECTA ADENTRO".

La Capellanía

La Capellanía/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito "Momentos Dominicanos"




_ Le entregaré las rentas de dos de mis propiedades, Padre _. Dijo, don Teódulo Recio.


Los cascos de la cabalgadura del Teniente Coronel haitiano, Dezir Dalmassy, marcaron la desolada llanura azuana.


El señor Cura de la Parroquia de Azua, le miró fijamente, y preguntó:_ ¿ Lo ha pensado bien, don Teódulo?


El mediodía azuano es la mitad del infierno. Don Teódulo, sentado, con las trémulas manos entreveradas sobre la rojiza empuñadura del bastón, respiró aire ardiente antes de responder_ .Sí, señor Cura, ya lo pensé. A cambio, quiero que usted oficie una misa gregoriana por mi alma, durante los primeros cinco años después de mi muerte.


Ringleras de casitas con las puertas abiertas para el chorro de luz solar que deja al desnudo las calles angostas.


_ ¿Y si los haitianos invadieran?_ Preguntó el señor Cura.


De todos los bohíos vieron pasar a Dalmassy. Marchaba sin prisa bajo la soporífera claridad.


_ Si ya he muerto, señor Cura, continuará usted cobrando las rentas; pero si la invasión ocurre estando yo vivo, el dinero de esas rentas se empleará para combatirlos.

Las botas del militar levantaron el polvo de la calleja. El uniforme haitiano apenas brillaba bajo el ardiente sol sureño, raído y opaco, con rastrojos polvorientos de la penosa travesía entre güazabaras. Horas sin agua, bajo un sol que sólo respetaba los breves espacios que cubrían las ramas de las esporádicas bayahondas en las calcinadas soledades del sur.


El Teniente Coronel, Dezir Dalmassy, llamó a la puerta del Alcalde de Azua, don Pablo Báez, acaudalado propietario de extensos bosques de árboles de madera preciosa. La presencia del oficial no causó revuelos. Los azuanos conocían a Dalmassy, lo consideraban más un rico ganadero, que un hombre de armas. Sólo el Cura, a la puerta de la iglesia, derritiéndose dentro de sus negros hábitos en el mediodía azuano, se sobresaltó.


_ ¡Jesús!- Exclamó el Padre, dejando el rastro de sus dedos en la piel sudada al santiguarse _.¿A qué habrá venido ese hombre?

Azua es cruel al mediodía. Los perros sin dueño, perseguidos por las moscas, buscan un pedazo de sombra bajo los aleros. Viejos amodorrados entre la calor y el silencio, arriman desvencijadas mecedoras a la entrada de sus derruídos bohíos, y con manoseados pericones, entre un balanceo y otro, procuran espantar la calor que navega por los profundos surcos de sus caras. En Azua concluye la vida del viento. Las calles vacías parecen avenidas para el sol. Sólo los perros realengos, a veces se levantan, espantan las moscas con el rabo, olfatean el polvo áereo, y se escabullen por una soleada esquina. En Azua no existe el viento. Sobre las calles las moscas y los perros... Y el reumático paso de don Teódulo Recio son las unicas señales de vida.


_ ¡Maldito sol!- Masculló atropelladamente, asfixiándose, jadeándo, antes de persignarse y penetrar a la iglesia.


El Cura, de pie, en una de las naves laterales de la iglesia, parecía aguardarle. Don Teódulo Recio, apoyándose en el bastón caoba que resonaba en todo el recinto al golpear el piso, no esperó plantarse frente al sacerdote para hablar.


_ ¡Ya lo vio usted!_ Su estertorea voz, entre asmáticas respiraciones, se multiplicaba en el recinto vacío -. Ahí está de nuevo ese hombre visitando a don Pablo Báez.


_ Paciencia, don Teódulo,_recomendó el Cura _. Dalmassy y don Pablo Báez son negociantes. Se habrán reunido para tratar de negocios.


La civilización europea ancló sus flotillas en el Caribe mar del archipiélago de Las Antillas. Sabotajes y pequeñas incursiones armadas, desataban oleajes de pánico en una población ya castigada por hambrunas y enfermedades.


_ El Alcalde don Pablo Báez, es amigo de los haitianos_, se abría paso entre jadeos, la imprecisa voz de don Teódulo Recio. Temerosos jadeos que arropaban las hileras de bancos vacíos, que salpicaban de miedo a las frías estatuillas que asistían a la escena con ojos de santos muertos.


_ No existe peligro de invasión, don Teódulo _. Procuró calmarlo el Padre.


Más rápido que lo que solía durar el miedo, una familia tras

otra recogía sus bartulos, y a pesar de que la Corona Española había decretado la pena de muerte para los que osaran abandonar el territorio insular, Santo Domingo paulatinamente se despoblaba. La nacionalidad, entonces, gravitaba poco sobre las familias que huian, unas, de los constantes saqueos de los corsarios, y otras, marchaban en pos de la fortuna, hacia los ricos virreynatos de Mexico y Peru en tierra firme. La nacionalidad, bien lo sabía, don Teódulo Recio, solía nacer de un decreto, o de un tratado que firmaban las potencias europeas a muchas millas de distancia. A don Teódulo Recio le había tocado vivir un tiempo en el que se acostaba jurando que era un subdito de la Corona Española, y súbitamente amanecía siendo un ciudadano francés. Rumiando por lo bajo, mal soportó el gobierno de Ferrand, consolándose con la idea de que el yugo francés era preferible a la dominación haitiana; hasta que el hombre del Cotui, se levanta en Palo Hincado, y "Pena de la vida al soldado que volviere la vista atrás", eso grita, sable en mano, Juán Sánchez Ramírez en Palo Hincado, mientras la emoción golpeaba el pecho de don Teódulo Recio, con un corazón que se emborracha de ron azuano, "pena de la vida al tambor que tocare a retirada", no, no hay retornos, en Palo Hincado vibra la hombría en la voz, "pena de la vida al oficial que lo mandare, aunque sea yo mismo". Regresaba España por el brazo y la voluntad de Juán Sánchez Ramírez, y allá, detrás de las infinitas sabanas, en donde el unico gobierno con autoridad es el del sol sureño, palpitaba Haití como una nube de sangre, presta a desplomarse sobre la parte española de Santo Domingo.


_ ¡Sí existe!_ Gritó con miedo, don Teódulo Recio _. ¡Existe peligro, Padre! ¿ No sabe usted, que ya en Beller, el Comandante Amarante pidió la presencia del ejército haitiano? Montecristi, y Dajabón piden a gritos a los haitianos, y ya ve usted... Ahí está Dalmassy conversando con el Alcalde Báez. ¡Los haitianos están sobre nosotros, y ya no hay hombres como Sánchez Ramírez, Padre!


¡ La comarca era rica! El corte de madera preciosa estaba en su apogeo, y el Alcalde pablo Báez, era uno de los hombres que mas se beneficiaba como exportador. ¡La comarca era rica! ¡La iglesia no! Cada mañana dominical, a la puerta de la iglesia, el padre saludaba el desfile de miserias individuales, que religiosamente resignadas se santiguaban frente a él, y pasaban a llenar el recinto con sus olores, con sus ojillos de hambre inocultable, y sus penas de visceras que roncan. ¡La comarca era rica! ¡Los hombres no! Enjutos y mal cubiertos por sus andrajos, se arrastraban como sombras. El padre comprendía, y apenas mencionaba el diezmo en sus sermones. El Padre comprendía, miraba el penoso desplazamiento de sus raquiticas extremidades sobre el piso de la iglesia. los veía llegar en pequeños grupos, se apretujaban silenciosos y ceñudos en los banquillos de madera.


_ Núñez de Cáceres impedirá que los haitianos entren _. Dijo el Cura, buscando afanosamente un argumento que calmara a don Teódulo Recio._ Somos un Estado libre, don Teódulo, y el doctor Núñez de Cáceres gestiona el apoyo de la Gran Colombia.


Afuera, el mediodía y sus caliginosas horas desalojaban a trechos las polvorientas calles azuanas; pero arriba, el sol mantenía su implacable caudillismo sobre el sur, y Dalmassy no salía aún de la casa del Alcalde.


_ ¡Núñez de Cáceres!_ El grito de don Teódulo Recio salió de la iglesia, y fue quemado por el sol _ . A ese iluso nadie lo apoya, señor Cura. El Estado soberano que ha proclamado no tiene ejércitos que lo defiendan. Estamos en manos de los haitianos, y la Gran Colombia no hará nada cuando Jean Pierre Boyer caiga sobre nosotros. Simón Bolivar es amigo de Haití, señor Cura, no de nosotros. Estamos sólos y sin fuerzas, por lo que le ruego que destine usted las rentas que percibe de mis propiedades, para los movimientos que lucharan contra Haití.


La tarde azuana entraba con brisa. Brisa caliente que levantaba pequeños remolinos en las calles, y obligaba a los azuanos a echar aldaba a suspuertas, para protejer las casas del polvo. Pero el polvo siempre entraba, se filtraba por los intersticios de las viejas paredes de tablas, y se posaba en las mesas, en las sillas, en los cuadros, sobre los cobertores. Azua: Polvo. Sur y sol. Sol como lluvia caliente de rauda luz que inunda la vida.


Don Teódulo Recio abandonó el fresco amparo de los muros de la iglesia, y se arrojó a la impiedad del sol azuano. En la calle deambulaba gente, y algunas mulas eran arreadas por el camino de San Juán. "Por ahí vendrán los haitianos", pensó don Teódulo Recio con aprehensión, y con inseguro paso que necesita del bastón de caoba, tomó el camino de su casa. Cuatro campanadas, lentas y espaciadas, oradaron las sombras que habían ganado resecos trechos de tierra agrietada; oradaron los aún ardientes rayos de un sol que se alejaba. A esa hora, frente a la casa del Alcalde Pablo Báez, el Teniente Coronel haitiano, Dezir Dalmassy, ponía un pie en el estribo. Tarde calurosa. Cielo implacablemente azul que anunciaba otra noche típica del valle de Azua , en donde millares de estrellas ofrecen un beso de luz, a la dura tierra que no recibe el húmedo beso de los aguaceros. Ágilmente, el militar haitiano montó en su caballo, y despidiéndose del Alcalde Báez, se fue como había llegado, por el camino que conducía a San Juán, por donde llegarían los haitianos. El sol golpeaba de frente al jinete que se alejaba, dejando atrás las últimas casas del pueblo. Entonces, la calle se llenó de gritos, y de gente que corría a la casa de don Teódulo Recio. De pie, a la puerta de la iglesia, el Cura no se inmutó por los gritos, ni se distrajo por las carreras de los vecinos. Continuaba mirando empequeñecerse en la distancia a la montura y al jinete haitiano; cuando los perdió de vista, entró a la iglesia sin prestar atención a los gritos que estremecían la calle. Ya dentro del recinto religioso pensó, que al día siguiente oficiaría la primera misa gregoriana en sufragio del alma de un buen azuano.

Más Cerca Del Papa

Más Cerca Del Papa/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito "Momentos Dominicanos".

Los 275,000 pesos dominicanos que tuvo que desembolsillar el Benefactor de La Patria, como ridicula indemnizaciòn por la matanza de mas de treinta mil haitianos, los debìa a los buenos oficios que en la Repùblica de Haitì, alguien que en su infancia jugaba con niños haitianos en tierras fronterizas, realizaba. Y el Padre de La Patria Nueva, para quien 275,000 pesos no significaban nada, se sentìa agradecido hacia ese buen funcionario, cuya mujer, haitiana, tambièn habìa jugado un rol preponderante para silenciar el oleaje de protestas internacionales, a cambio de una suma tan risible para el règimen.
-Es el comienzo, Anselmo-,le decìa la mujer en creole-, siempre te lo he dicho, vas a llegar lejos. Asì que preparate porque Trujillo no tardarà en reclamarte a su lado.
Y no se equivocò la dama haitiana. De Embajador en Haitì, su esposo fue nombrado Comisionado Especial de la Frontera,cargo desempeñado con tanta dedicaciòn y excelencia por èl, que la mirada del generalìsimo,agradecida, premiò con un nuevo nombramiento. Y asì, aquel muchacho que corrìa semi desnudo, jugando con niños haitianos en los limites fronterizos, el mismo, a quien comenzaban a motejar de "Piogàn", se vio convertido en Ministro de Interior y Policìa.
Despertò del sueño un 27 de agosto. ¿Què habìa pasado? Ya no tenìa esposa haitiana. La madrugada le herìa la desnudez con lengua de frìo. A lo peor ahora comenzaba el verdadero sueño, y era preciso despertar antes de que llegaran aquellos hombres con sus uniformadas sonrisas de militares: "Nos manda el hijo del jefe". Definitivamente, ahora debìa ser el sueño, la pesadilla, y era perentorio despertar, pero le miran con descaro cada rincòn de su desnudez. "250 libras al desnudo", rie uno, y el otro intenta molestarse, guardar una compostura que esta lejos de sentir, "dèjate de vainas, y has lo que te ha mandado Ramfis".
El ex Ministro sin Cartera, el mismo a quien su mujer haitiana le profetizara llegarìa lejos, y alcanzò a presumir de tantos tìtulos como los que ostentaba el generalìsimo, siendo Supervisor de la Policìa, Inspector General del Poder Ejecutivo, y Mayor General Honorario del Ejèrcito, ahora temblaba, no de miedo, sino del frìo que varias madrugadas al desnudo en una miserable celda de La Penitencieria de La Victoria le habìan llevado a los huesos. "¿Por què", se preguntaba encogido en un rincòn, "en què fallè, que fue lo que hice para desagradar a Trujillo"? El guardia ya estaba frente a èl, y dejò de reir de repente, "Es difìcil golpear a quien hasta hace poco ha sido tu superior", dijo con sorna. El otro, detenido a la puerta de la mazmorra, pareciò desesperarse: "O haces lo que te han ordenado, o te quedas tambièn en La Victoria". La inesperada patada en el rostro del hombre desnudo provocò un breve silencio. ¿"Tienes algo que decir, tuerto"? Inquiriò el guardia desde la puerta, y lanzò un escupitajo hacia donde el hombre tirado se limpiaba la sangre de la boca. Paulino se repuso, se levantò pegado a los hùmedos muros de la celda, y mirando a los militares exclamò con lentitud: ¡"Sì, tengo algo que decir! Digànle a Trujillo que yo siempre fui su amigo, y èl lo sabe"!
El entumecimiento fue ganando sus musculos como una serpiente que subìa por su cuerpo hasta dejarlo amodorrado. Entonces volviò la ex mujer haitiana. Miràndola de pie, con un pañuelo rojo anudado a la nuca y bajo el sol de la frontera, Anselmo creyò que la luminosa visiòn llegaba para sacarlo de la celda. ¿"Fue porque me metì con la familia, verdad? Dime que fue por eso; porque una noche llamè a Pipì y le recriminè que estuviera cobràndole un peso a cada cuero, o si no, esta no podìa ejercer su oficio, porque le dije que esa clase de extorsiòn era muy vulgar para un miembro del clan Trujillo, ¿fue por eso?".
Con el sol se aleja el frìo y se diluyen los fantasmas, la mente se despeja. Arrinconado en la celda, piensa: ¡"Celos, todos tenìan celos de la eficiencia con que le servì al Jefe. Ramfis, La Doña, todos tenìan celos, y le enveneron el alma a Trujillo.
Por la noche regresaron los uniformados. El que le habìa pateado la noche anterior se detuvo en posiciòn de firme frente a su desnuda anatomìa tirada en el frìo piso, taconeò y saludò marcialmente. Tras su saludo, le escupiò en la cara, y lanzò una carcajada. "Hoy ordenaron que no te golpearan, tuerto. Puedes dar gracias a La Doña y a su hijo Ramfis por eso; pero quieren que sepas que no eres nadie, nunca lo fuiste, a pesar de haber viajado a Europa dos veces por semana, para deslumbrar al Jefe con tus informes de que todo marchaba bien. ¿Tìenes algo que decir"? Anselmo Paulino, como la vez anterior, se levantò lentamente, y limpiàndose el escupitajo, mirò friamente al emisario: "Dìgale a Trujillo que yo siempre fui su amigo, y èl lo sabe"!
Èl lo sabìa. El hijo no perdìa ocasiòn para recriminarle, ¡"Eres muy condescendiente con tus colaboradores, y eso te va a perder! "Piogàn" sòlo espera el momento adecuado para sustituirte, le has permitido que tenga tanto poder como tù, y hasta se atreve a recriminar a miembros de nuestra familia, ¿què se ha creìdo el tuerto"? Trujillo comìa en silencio, levanta la mirada hacia Ramfis, y con enigmatica sonrisa le responde, "Anselmo es un buen colaborador. Y ojalà esa pandilla de vagos que son tus tìos, fueran como èl". Èl lo sabìa, pero la doña, su mujer, conocìa mejor la personalidad del hombre que era su marido, y lo esperò, armada de revistas y periòdicos, a su regreso del Vaticano. Se libraba la ùltima batalla contra el incansable y efectivo colaborador trujillista. ¿"No te das cuenta que en estas fotos", dijo la doña, señalando con el dedo al hombre de gafas oscuras vestido de militar, "el tuerto hasta tiene la osadìa de estar màs cerca de su Santidad que tù"?
El sol de golpe despuès de un largo encierro le mareò. Le condujeron al aereopuerto. Finalmente Trujillo comprendìa que èl siempre fue su amigo, y le permitìa irse a Suiza, en donde habìa guardado la fortuna acumulada tras los buenos e infatigables servicios prestados a la dictadura. En el aviòn, se dispuso a abrir el ùltimo diario dominicano que leerìa durante mucho tiempo, en las pàginas sociales aparecìa su foto al lado de Su Santidad Pìo XII, un poco màs retirado, el rostro sonriente de Trujillo. ¡"Mas cerca", exclamò de pronto, y la azafata le mirò extrañada, "estuve mas cerca del Papa que Trujillo, y eso me perdiò"!

El Último Cigarrillo

El Último Cigarrillo/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito "Un Momento En La Pared"

Beriane detestaba que saliera de madrugada a fumar a la calle. Pero si fumaba en el apartamento la reacción de Beriane iba más allá del desagrado. Una mañana lo despertaron las airadas palabras de ella, confundidas a ratos con el murmullo del chorro que brotaba del grifo del fregadero y el sonido de los platos chocando entre si. "Si te vas a matar, te matas solo", fue el preludio de los buenos días que le ofreció ella aquella mañana. Cuando intentó buscar un cenicero no encontró. "Los lavé todos", dijo ella sin abandonar el fregado, "y los guardé. No deberías fumar adentro, nunca has respetado que soy una paciente de cáncer". Abriendo la puerta hacia la madrugada, hacia el último cigarrillo, se le fueron del pensamiento las palabras de Beriane.

Las lluvias del día refrescaron la nocturnidad veraniega de las calles. Sintió con extrañeza, se lo dijo el breve estremecimiento de su cuerpo, que en pleno verano, luego de una semana de altas temperaturas, se necesitara un abrigo ligero; una pieza de esas que suelen llevarse para la primavera. Ahuecó las manos protegiendo el cerillo del viento, inclinó la cabeza y chupó con avidez el cigarrillo. Cuando levantaba la cabeza, arrojando la primera fumarada, advirtió el movimiento. "Es una rama", pensó inicialmente; pero al llevarse por segunda ocasión el cigarrillo a los labios, detuvo el movimiento con brusquedad. "Ahora no está soplando viento. No puede ser una rama". Se quedó mirando fijamente.

En toda la calle era la única ventana que tenía luz. Y él estaba maldiciendo el descubrimiento de que había vivido engañado, pensando que solamente necesitaba espejuelos para leer. La ventana de uno de los apartamentos del primer piso, estaba al otro lado de la calle, ligeramente en diagonal respecto a la posición de él. La distancia no podía ser mayor de 45 metros; pero sus ojos no podían decirle si esa sombra que creyó ver moverse, estaba delante de la ventana, o dentro del apartamento. Entonces sopló brisa, suave rumor de ramajes sobre la madrugada, y la sombra se movió. "Es una rama". Miró hacia arriba, buscando la ventana de su propia habitación, y sonrió, "Si se lo cuento a Beriane lo asocia con los componentes nocivos que tiene uncigarrillo".

Pisa la colilla con los pies, dispuesto a abrir la puerta que esta a sus espaldas, y subir al segundo piso, subir hasta Beriane, quien debe estar tirada de lado y semi desnuda en la cama, soñando la manera de acabar con la amenaza publica de los fumadores; pero ahora escuchó. No podía ser una rama. Las ramas no emiten sonidos humanos. Miró atentamente. La visión empañada, y el intento de unas lágrimas anti sentimentales a punto de brotar por el esfuerzo. Soplaba el viento y la sombra se movia. Tenía figura de mujer, y por detrás unos brazos, sí, aquello era un par de brazos que venían a perderse desde atrás y hacia abajo en el cuerpo de la mujer. "Han descorrido la cortina a propósito", pensó, "y es imposible que no se hayan percatado de mi presencia. A lo mejor es lo que deseaban, tener espectadores".

Decidió echarse a la calle, y encendió un segundo cigarrillo que no estaba previsto, "tendré que reforzar el enjuague bucal antes de meterme a la cama", pensó. Estaba en la otra calzada. Ahora la ventana quedaba frente a él. Nada. Delante un pequeño jardincillo frontal en donde se mecían las ramas, delante de la luz, delante de la soledad de la ventana. "Lo que pensé desde el principio", se dijo convencido, y devolvió los pasos hacia su apartamento.

A la misma hora: Buenos días, ducha, café, beso y la calle. Saliendo reparó que aún con el sol afuera, seguía encendida la luz en la ventana. Frente a la otra calzada dos carros policiales estacionados, y una ambulancia con la puerta trasera abierta.

El Sueño de Sindolfo El Pianista

El Sueño de Sindolfo El Pianista/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito "Momentos Dominicanos"

Cuando aquel que se hiciera llamar Benefactor, y Padre de La Patria Nueva, envió a su Ministro de Educación a Los Estados Unidos de Norteamerica, con el encargo de comprar veinticinco Steinwys, porque los moradores de los pueblos fronterizos nunca habían escuchado las notas del Himno Nacional, Sindolfo no había nacido.

Y no había visto aún la luz del mundo Sindolfo, cuando los pianos, cuyo costo por unidad ascendió a cinco mil dolares,fueron repartidos en las escuelas de los apartados pueblos de la frontera. No supo tampoco, que para el Primer Maestro, gastarse en total, ciento veinte y cinco mil dolares, resultó mucho más sencillo,que encontrar 25 pianistas que le dieran vida acústica al Himno en las calcinadas tierras colindantes con Haití.

Cuando Sindolfo adquiría noción del mundo; ya el mundo de los dominicanos se había librado de la presencia del "Jefe".Pero los pianos, no todos habían corrido la suerte de esfumarse como su célebre comprador. Mas de uno resistió al embate de manos profanas, que en el ocio del recreo escolar,encontraron más placer arrancando teclas, que logrando altisonantes acordes. Más de uno sobrepasó la diaria prueba de la indigencia fronteriza,permaneciendo para el polvo y las polillas en sus rincones, librándose de ser vendidos,y en el no muy inusual de los casos,usado para leña.

El encuentro de Sindolfo con el piano era ineludible.Aconteció en su primer día de clases. Como él, más de cuarenta muchachos semi desnudos y descalzos ocupaban desvencijados pupitres alineados en hileras de diez; como él, ninguno de sus compañeros parecía prestar atención al empolvado steinwy, dejado al abandono en un entrante del amplio recinto techado de zinc y sin muros, que ostentosamente llamaban edificación escolar.

Desde entonces, cada día Sindolfo dedicaba más tiempo a la tarea de desollinar el arrinconado steinwy, que a sus labores escolares. Lo que no tardó en ser advertido tanto por profesores, como por el alumnado. Y con esa tan peculiar rápidez con que los muchachos dominicanos suelen endilgar motes por cualquier motivo, muy pronto Sindolfo, de quien pocos conocían su apellido, o no se preocupaban por nombrarlo, dejó de llamarse Sindolfo a secas, para ser señalado como Sindolfo "el pianista". La afición con que cuidaba el instrumento musical, y el mote de pianista,no le sirvieron a Sindolfo unicamente para aumentar el apelativo,sino que atrajeron sobre él la atención de la vieja y obesa cocinera haitiana, que cada mañana entre sudores y resoplidos, servía el desayuno escolar de pan con chocolate entre la muchachada. Por ella conoció Sindolfo, la procedencia del Steinwy, y el motivo por el que se encontraba allí. Y soñó por las noches Sindolfo "el pianista",que sus asperas y rudas manos de campesino arrancaban notas del viejo piano, y que por primera vez, bajo la resolana de los semi deserticos campos fronterizos, los acordes del Himno Nacional resbalaban entre pedregales, elevándose sonoramente sobre las aguas del Artibonito. Del sueño, y unicamente del sueño,nació en la rudimentaria alma de Sindolfo la elevada ilusión de tocar un día el Steinwy.

La última vez que vio al Steinwy, fue para decirle adios desde la parte trasera de la camioneta que lo transportaba a la capital de la República. Y quedando atrás Pedernales, también se fue rezagando en él, el sueño de aprender las intrincadas formas con las que sus gordezuelos dedos lograrían los arpegios que declararan la patriótica melodía, por la que un hombre había desembolsillado cinco mil dolares que se llenaban de moho y polvo en el brumoso rincón escolar donde estaba confinado el piano.

La buena vida, que según los que habían mandado a Sindolfo a la capital, iba este a buscar, se redujo a un agónico ir desde el oficio de limpiabotas en el Parque Colón, hasta velar la mercadería que algunos dueños de tiendas exhibían en las calzadas de la calle Duarte. Pero la boca de los capitaleños, completó para Sindolfo las vagas informaciones que sobre El Primer Maestro, le ofreciera la vieja y obesa cocinera haitiana. Y supo Sindolfo que el comprador del Steinwy había sido un hombre malo. En su simplicidad, Sindolfo no entendía de medianías. Para él las cosas eran buenas o malas, y los hombres por igual. La lluvia que regaba el monte, que hacía crecer los ríos,que ayudaba al campesino con sus cosechas,era buena.Mas, el temporal que desbordaba ríos,cañadas y arroyos, arrasando miserables chozas y bohíos a su paso,y destruyendo la cosecha,era mala. Y para Sindolfo"el pianista",El Protector de Las Bellas Artes y Las Letras había tenido mucho de lluvia, y mucho de temporal. Por eso no se inmutó cuando supo que lo ideal para tocar el piano era tener dedos largos y finos, y sus dedos eran toscos y gruesos.Por eso no se alteró, cuando tras 15 años de ausencia regresó a Pedernales y no encontró ni la escuela, ni el Steinwy;en cambio,por sus alrededores, sin piano y sin la sombra del Benefactor,corrían niños descalzos que cada mañana,antes de entrar a clases,entonaban el Himno frente a la bandera.

La Muestra

La Muestra/Otto Oscar Milanese


"Sí señor, yo tengo información sobre la matanza de haitianos. A mí me mataron a mi madre y a cinco hermanos, y después perdí a mi padre"...
Inocencio Pérez, alias "Ñoño"
Holocausto En El Caribe
Miguel Aquino García.


La muestra.
Del Libro Inédito "Momentos Dominicanos"
Otto Oscar Milanese


-¡Se acabó la robadera!- El Generalísimo Trujillo, uniformado de verde olivo,enfatizó la exclamación con una sonora patada sobre el piso de madera en la tesorería de la ciudad de Dajabón. A sus espaldas, la orquesta de Luis Alberty enmudecía; frente a él, la sorpresa disipaba la borrachera de centenares de rostros que segundos antes sonreían bailando merengue.


Las temblorosas manos de la mujer recogían con apremio las raídas mudas que había arrojado sobre el camastro, para meterlas en una funda de tela. Sus labios se movían con la misma rapídez de sus manos para rezar en creole.


-Debes irte con nosotros, Antoine-,dijo la mujer dejando de rezar,- lo que vino a anunciar el alcalde de Loma de Cabrera va en serio, por los lados de Dajabón han aparecido haitianos muertos a puñaladas o apaleados.


Antonio miró al más pequeño de sus hijos jugando en un rincón del aposento. Se acercó a él para cargarlo.- No mujer,-dijo levantando al niño,-yo no puedo dejar que toda mi tierra se pierda, además, mirame bien, yo soy dominicano.


-Eres hijo de haitiana, Antoine, y ellos lo saben.-Gimió la mujer, anudando la funda- ¡No van a tener piedad, nola van a tener! El alcalde habló muy claro, quieren que dejemos estas tierras antes de 24 horas.


-¡Se le acabó la robadera a los mañeses!-Insistió la voz aflautada de Trujillo, y una segunda patada rabiosa volvió a estremecer el piso.- En toda la frontera, desde Pedernales hasta Dajabón, los mañeses se han adueñado de grandes propiedades de tierra.


Ríadas de cuerpos escualidos y sudorosos desafiando la solana fronteriza rumbo al Masacre.


-Sólo es una muestra.- Dijo el alcalde de Loma de Cabrera.-En cada pueblo, en cada campo de la frontera se hará con un par de haitianos, los demás deben pasar el río antes de 24 horas, el jefe lo ha ordenado.

-Tú te irás con los muchachos, mujer. Esperarán en Haití hasta que las cosas se calmen y los mande a buscar. Se irán hoy mismo, no hay tiempo que perder.


A lo largo del camino entre Loma de Cabrera y Dajabón, las ensangrentadas muestras comenzaban a descomponerse bajo el sol.

-¡Se acabó la robadera!-Exclamó Trujillo por tercera vez, la excandecencia de su voz aumentaba.- Desde hoy, aquí en la frontera no existirán más desapariciones de ganado.


En la Tesorería de Dajabón volvió a sonar el merengue, "Leña lleva el burro/carga’o de amorío"... Trujillo invitó a bailar a una de las cuatro mujeres que le acompañaban en la fiesta.


Salieron en busca del Río Masacre, vadearlo significaba continuar viviendo. Atras quedaron Antonio y su hijo mayor. La mujer y sus cinco hijos se unieron en silencio a cientos de haitianos que perseguían afanosamente cruzar la frontera. Las muestras aumentaban, la guardia las dejaba tiradas en los caminos vecinales, visceras relucientes al sol y cabezas destrozadas a palos, atemorizaban y aceleraban la huida de millares de harapientos haitianos.


-Nos vamos hoy mismo para Haití-. Dijo Antonio a su hijo, con lágrimas en los ojos.- Los mataron a los seis, a mi mujer y a tus hermanos, los mataron anoche en la Sabana de Juan Calvo.


Toda la orilla del Masacre entre Loma de Cabrera y Dajabón, apretando la mano del único muchacho que le quedaba, divagando, maldiciendo a ratos, y a ratos explicando en voz alta motivos que el niño no entendía.


-Somos dominicanos,- pero tu madre tenía razón, la guardia no lo entenderá ni tendrá clemencia, porque somos hijos de haitianos aunque nacimos aquí...


La luz difusa del amanecer revelaba paulatinamente los contornos del monte. Padre e hijo resollaban por el continuo esfuerzo. Habían caminado durante toda la noche.


-Si me hubiera ido con tu madre y mis hijos, quizás no los hubiesen matado, habríamos alcanzado la frontera, como estamos a punto de alcanzarla tú y yo.


En un paraje cercano a Dajabón vadearon el río. Al pisar la otra orilla, el hombre respiró profundamente, del otro lado quedaban sus tierras abandonadas, quedaba su casa vacía, y en alguna fosa común, calcinados, los decapitados cuerpos de su familia. Apretó la mano de su hijo mayor y echó a andar por la ribera haitiana del Masacre.


Era voz de guardia y en creole la que ordenó que se detuvieran.


-No temas,-calmó al muchacho.-aquí estamos seguros, estamos en Haití.

Las bayonetas lo empujaron contra el río. Cinco soldados haitianos, nerviosos, comenzaron a interrogarlo.


-Han matado a muchos,-le dijo en su creole de fuerte acento español,- me mataron a la mujer y a cinco de mis hijos; por todos los caminos llevan a cientos atados de las manos.


-¡Eres dominicano!- Lo acusó uno de los guardias.-Hablas como dominicano, y tu piel es como la de ellos.


-¡No!-Negó Antonio, vengo huyendo porque los dominicanos me consideran haitiano, soy hijo de haitiana, este es mi país, no puedo volver a cruzar el río.-Dijo mirando hacia la otra orilla, la podía distinguir claramente bajo la luz del nuevo día.

-Dejemos ir al muchacho.-Dijo uno de los guardias.-¡Anda, vete!


Lo vió por última vez a orillas del río, de espaldas a la tierra de la que huía, pisando los bordes de otra que no le brindaba refugio. Uno de los guardias lo empujó con la culata del fúsil. Echó a correr y antes de perderse de vista, la descarga de fusilería le dijo que se había quedado solo en el mundo, en una tierra que no era la suya.