martes, 4 de marzo de 2008

Prólogo A "Cuéntame Un Merengue"/"Historias Sugeridas Del Merengue"/Otto Oscar Milanese

Prólogo A "Cuéntame Un Merengue"/"Historias Sugeridas Del Merengue"/Otto Oscar Milanese.



Concluíamos el cuento "El gallero", constituyéndose en la sexta historia para el libro de cuentos "Azua: Sisal y Sangre", cuando la casualidad nos empujó a reparar en la similaridad temática entre el cuento que escribíamos, y el merengue de Juan Pimentel que lleva el mismo nombre... "El gallero" es el único cuento que no fue escrito exclusivamente para "´Cuentame Un Merengue; Historias Sugeridas del Merengue", sino que propició la idea de intentar una cuentística basada en las piezas mas representativas del folklore dominicano. Por este motivo es que la ubicación geográfica del cuento, (Los Jovillos, Azua ), no coincide con la señalada en el merengue, (Manoguayabo, seccion del Distrito Nacional).


Acometer seriamente "Cuéntame Un Merengue, nos ha dejado, como dominicano, un buen sabor, porque no hemos pretendido demostrar absolutamente nada; pero si, sugerir un poquito más de atención cuando se argumente destructivamente que el merengue no dice nada. La contagiosa alegría bailable del merengue, es el mejor de los atributos que pudiera ostentar nuestro rítmo nacional; pero además, el merengue siempre ha sido una vía de expresión del pueblo dominicano. Ningún otro medio ha sido más usado que el merengue, para expresar la picardía, el humor de lo auténticamente dominicano; la jocosidad con que el pueblo dominicano enfrenta sus vicisitudes diarias. El merengue es comadre y mercado; esquina y relajo; huele a campo, algarabía de gallera; pero sobre todo, el merengue alcanza estatura de alma nacional porque nada nos identifica mejor ante nosotros mismos o ante otros pueblos. La palabra merengue, al mencionarse , obliga a que surja el gentilicio dominicano, es entonces, parte muy importante de nuestra identidad, y a quienes siempre se han complacido en propagar que el merengue es un rítmo pobre de letras, que no dice nada , les aseveramos que el merengue más que decir, es capaz de proponer, de sugerir, como toda buena literatura. Y así, entregamos con humildad a nuestro pueblo , la idea de esta cuentística que no tiene otro propósito, que no sea el de rendir un sincero homenaje a nuestros compositores, quienes sin mucha bulla, muy opacados siempre por los cantantes y las orquestas, han contribuído enormemente a fomentar y difundir nuestra música folklórica.


Sólo me queda añadir que estos cuentos son fruto de una interpretación libre, completamente personal y subjetiva, de las letras de los merengues en los que están inspirados, y no pretenden plasmar objetivamente la intención específica de sus autores al escribirlos.

Otto Oscar Milanese.

Brooklyn, New York,

agosto 30/1998


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