martes, 4 de marzo de 2008

Contracelada/Otto Oscar Milanese

Contracelada/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito A Cóntarselo A Gloria Y Otros Cuentos.

A Gloria Italia Milanese

¡ La mano enguantada hizo girar la puerta silenciosamente! El viento empujó a la sombra contra las escaleras. ¡ Un peldaño! ¡ Dos! Las hebillas de las botas relumbraban con la luz fluorescente. La mano enguantada ascendía deslizándose por el pasamanos. De un apartamento brotaban, nostálgicas y remotas, las notas de una melodía. ¡El primer rellano! La sombra se recortó difusamente contra la pared. Cautelosamente las botas se arrastraron hasta el primer escalón de la segunda escalera. En la calle el viento arreció los aullídos amortiguados por los muros del viejo edificio. ¡Las botas alcanzaban la mitad de la segunda escalera! Ya no se escuchaba la melodía. Sólo el lejano trajín de vientos nocturnos, y las levísimas pisadas de las botas. ¡Segundo rellano! Durante un brevísimo lapso quedose estática, luego avanzó. Dentro del apartamento y de espaldas a la puerta, un hombre lee recostado en un sillón. Un cigarrillo humea languidamente al borde de un cenicero. Desordenadas sobre la cama y encima del espaldar de una silla observase la ropa del hombre. ¡El manubrio de la puerta comenzó a girar! ¡Se detuvo! Parecia imposible que el hombre no se percatara del chirrido que se produjo a sus espaldas. El manubrio giró nuevamente! Ahora mas despacio, describiendo un ángulo mas pronunciado que la vez anterior. Cuidadosamente la puerta fue abriéndose... Surgió la punta de una pistola con silenciador, y émergió la voz: _ ´¡Tire el arma, polícia!_, sintió una dura presión metálica en su espalda. Desde adentro del apartamento una mano le despojó de la pistola,sustituyéndosela por otra del mismo calibre, pero con el cargador caliente y vacío. En las calles se confundían los aullídos del viento con las sirenas de las ambulancias yde los coches policiales. Ahora las botas bajaban las escaleras, las manos desenguantadas sentían las mordeduras de las esposas. ´¡ Arriba, el hombre tenía ahora la cabeza doblada sobre el pecho, ignorando el libro tirado sobre la alfombra!

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