martes, 4 de marzo de 2008

Ojos De Sol Y Playa/Otto Oscar Milanese

Ojos De Sol Y Playa/Otto Oscar Milanese

Del Libro Inédito De Cuentos "A Cóntarselo A Gloria Y Otros Cuentos"


A Gloria Italia Milanese

Casi puedo sentir a Ivonne trajinando por la casa. Escucharla reñir con Swiny, por hacerse cacá fuera del cesto con paja para gatos, o entenderle a medias, un murmullo confundido con el chorro de agua caliente del grifo del fregadero. ¡No es así! Debo pensar que no es cierto, Ivonne quedó lucidamente atrapada en el gesto de adios que me despide en un salón de aéropuerto. La mano enguantada en alto y agitándose como espantando invisibles insectos. ¡"Sólo son dos semanas, cariño"! Dije, un poco antes del beso lento y prolongado, con su barbilla entre mis manos. ¡"No sabré vivir con la casa tan sola"! Lágrimas contra mi cara. ¡"Es la primera vez que nos separamos"! Pausados sollozos entre suspiros.


Siento remordimientos por haberme tomado las vacaciones sin Ivonne; pero no podía aguardar mas tiempo. Ella reconoce que las necesito. Meses, acumulando fatigas y tensiones, luchando contra el sueño y la pereza a primeras horas matinales, con aberrantes rostros de horarios. ¡"Sí, señor"! Conciso, pulcro y puntual para entregarme a cada día,a cada fácsimil de la faena antes realizada y vuelta a iniciar, bajo la aguda mirada del jefe acuchillándome por encima de los anteojos. ¡"No, señor"! Años de seca amabilidad simulada frente al jefe. ¡Ah, alivia divisar cocoteros al final de la mirada! Vivir semi desnudo al viento y salpicado de olas. Es un alivio, aunque Ivonne esté al otro lado del pensamiento, y la adivine buscando el abrelatas, mientras Swiny pasea sobándose entre sus piernas.


Me vas a extrañar, Ivonne. Quizás no tanto en el momento de verme desaparecer entre la gente por una de las salidas de abordaje al avión;sino,durante el día a día sin mi presencia. Entonces, pensarás lo que usualmente piensan las personas que nunca habían sufrido por ausencias:¿"Qué estará haciendo ahora"? O tirada apaticamente en el sofá, acariciando el suave amarillo del pelo de Swiny, imaginarás verte vestida para un trópico fulgurante; casi tanto como yo lo imagino... Hasta que respingues, ahuyentando el atolondramiento, y comiences a gritarme que la mesa está apañada, y la cena se enfría. Entonces, de veras me habré marchado estúpidamente de vacaciones, y unicamente te responderá el murmullo del golpe de agua cayendo sobre la desbordada bañera, sobre el húmedo rastrojo del cansancio soñador de mi rostro,reclinado contra el azul de las lozetas, con los ojos desmesuradamente repletos de sol y de playa.


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