lunes, 25 de febrero de 2008

Entre viejos cuadernos

Entre Viejos Cuadernos III/Del Libro Entre Viejos Cuadernos/Otto Oscar Milanese




1. Cuarenta años.


Cuando la vida me cumpla cuarenta años,
y cuarenta veces piense que no es verdad,
¿en cual rincon de alma y piel se quedará el muchacho?,
¿cual de mis sueños se hará hombre
para enfrentar la realidad?
Cuando la vida me niegue una esquina de pueblo,
y tras la palabra amigo se dibuje la sombra de una soledad,
cuando se pierda en mi ser el sabor de los patios,
y conozcan las calles el compromiso que me lleva,
cuando en la voz el bosquejo de todo lo vivido,
sólo alcance estatura de nostalgia,
y cueste tanto acomodar las derrotas
en los espacios que el tiempo exija aceptar.


2. Éxodo.



La vida me arrojó a la vida de las calles,
mis llagas son un sol de mar dormido
donde el rasguño de mi voz rompe el silencio.
Y aquí te doy el olor de lo que he sido,
como un andrajo de penas que disputan
cada astilla de sangre entre los dientes.
Y aquí te nombro la tierra que me llama
como un dolor clavado en cruz sobre los sueños,
un pedazo de trópico manchando el alma
con el éxodo que la mar torna caribe.


3. Nunca me he ido de Azua.




Mi verso es aguacero de sueños
cuando la sequía es realidad azuana,
azuano se me volvió el tiempo
que viví lejos de Azua.
Dejé mi corazón sembrado
a mitad de un sur que me llama,
bajo un camino de estrellas,
conocí la sed de las guazabaras.
Desde el deambular de mi adolescencia,
hasta el último rincón de la infancia,
se me poblaron los ojos
de playas, lomas y sabanas,
y aún suenan cerca los palos,
y aún huele a patio y a Hora Santa,
que cerca Martín García brama,
en el claro cielo de esta memoria,
que nunca se va de Azua.
Instante de polvo caído
sobre la reseca tierra de Azua,
así fue la sombra que arrastré,
como un amor de sur que al sur se abate
disputándose miserias y esperanzas;
y algún día, tierra azuana,
enfermo de crepúsculos el sol que a mi piel dio vida,
entre güiras y tamboras, "Caña brava",
aunque ya no lo escuche sonará a despedida,
y ya no tendré molinos en la carretera del alma,
ni un batey de esperanzas arderá en mis sueños,
sobre el valle un sol de lluvia reconocerá mi silencio,
y la vida seguirá bailando en el aire.



4. Posiblemente por ti, posiblemente por nadie.



Posiblemente por ti, posiblemente por nadie,
mi ayer murio a la sombra de tantos amores iguales.
Esta pena, dejando de ser pena, duele mas al acabarse,
como una rebelión de besos, resabiando por recordarse.
Cuando me acuerdo de ti, tengo el valor de callarme,
lo sufrido a golpes de sombras en tu silencio cobarde.
Es mi canción, y la escribo, como uñarada de mi dolor sale.
no importa quien pudiera cantarla, o a quien pudiera cantarse;
pero si escuchas un día, mi canto en la voz de alguien,
llorarás creyendo por ti, lo que hoy escribo por nadie.
Entenderás que a pesar de todo fuimos, buenos o malos amantes,
con pocas pequeñas coincidencias, y muchos grandes contrastes.
De tantos amores idos, tu sombra es el dolor mas grande,
de tanta rabia en mi boca, tu boca a olvido me sabe.
Tus blancas manos de frios, son sólo un adios de calles,
y si te duele saberlo, no sufras mucho, ya sabes...
Es posiblemente por ti, posiblemente por nadie.


5. Luz de infancia.


Tuve una luz de infancia,
primeros años con risa de sol entre dedos,
una voz en la alegría que dio nombre a mi perro,
también tuve una calle y una esquina,
y la advertencia maternal de jamás ir más lejos,
porque el mundo me cabía en el patio de la casa,
y allí fue como un faro el viejo limonero,
pero también en su olor y en su entorno de hojarascas,
un día zozobró el navío de mis juegos.


6. Aliento de días.


Aliento de días
como nieblas serpenteando las memorias.
Si todo lo que fui hoy es sombra del vacío,
estoy en paz con el presente que hasta mi me arrastra;
porque también tuve lo que abandoné para amarlo,
lo que fue dolor y me hizo hombre,
y la suerte de echarme entre la noche del sueño
sin planear el rumbo de otro amanecer.





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