lunes, 25 de febrero de 2008

Cantos Azuanos/Del Libro Cantos Azuanos/Otto Oscar Milanese

Cantos Azuanos/Del Libro Cantos Azuanos/Otto Oscar Milanese

A la memoria del poeta azuano Héctor José Díaz.

1.
Ando con la conciencia asperjada por tus aridos paisajes
y con tu gentilicio en lugar de corazón.
Yo,
que habré de golpear a la puerta de tus vientos,
para soñar los aguaceros de tus tardes,
para subir a Resolí
y llorar como han llorado
los siglos que han pasado por tus calles.
Yo,
Azua de cielo siempre azul,
he de volar como eco por tus aires
y desamarrando cada grito del valle
me volveré al ocaso de tu luz,
para lloviznarme de estrellas, Compostela,
y en la clara noche azuana resurgir
como la sombra del cayuco en la vereda.

2.
Yo,
rezumo sur y polvo cuando hablo,
porque esta rebelión de gritos a ras de alma
es un resumen de todo olvido azuano.

3.
A mitad del sur,
como un Cristo encarcelado
bajo ese azul silencio de cielo,
sufre su olvido el azuano,
y cuando despierta, suspira
soñando abrazar fortunas
que siempre le han evadido
entre quinielas y tragos.
Hombre que nace soñando olfatear lluvias
entre sabanas resecas,
semi-Dios de las esperas
y fiel devoto de fracasos;
pero, si entre el destino y la esperanza
la suerte le sonrie,
entonces le nacen alas
y siempre emigra el azuano.

4.
Ya salió la procesión
por las azuanas calles enfermas de sol,
como cada ocho de septiembre
a La Remedios pasearán.
Ya avanza la multitud
entre el sudor y la Fe
nunca le nacerá el milagro
que sus rezos buscarán.
¡Ay, ojalá pueblo azuano,
que tu patrona haga honor
al nombre que se le ha dado!
¡Ay, ojalá te mirara
cuando a la calle la sacas
enfermo de resignación!

5.
Este corazón sureño
es un eco de cañones sobre tu 19 de marzo.
Este sureño corazón que sueña
el trino del petigre en cada rama,
mientras se levantan de tu aridez,
promesas,
rabias,
y tu olor de sur estéril
es un aguacero de andrajos sobre mi alma.
Pero si procuro cubrirme la miseria,
mi cuerpo renace para el merengue,
ese merengueque huele a patio,
que aligeró tantas noches bajo la enramá,
ese merengue que siento tan dominicano
que casi puedo estar en Azua,
sin estar en Azua na’,
esemerengue que me sacude del sueño
con una guira bien tocá,
ese merengue que revive a Viloria,
que me lleva hasta Casandra;
por el solo de saxofón de Tavito Vázquez regreso a Azua,
a Azua vuelvo por la sangre del merengue,
porque Azua es puro mar Caribe
atrapado entre montañas,
sabor a patria y merengues
es el tropezar con Azua.
Azua es un camino hacia el sol
abierto entre guazabaras,
las entrañas del calor,
el sur es mas sur en Azua.
Azua que me duele a siglos,
desde Hernán Cortés
hasta las batallas
en las que Duvergé, sable en mano,
esculpió el alma dominicana.
Con tamboras por la sangre
la noche se mueve en Azua,
baila merengue y mangulina,
que suenen los palos en Azua,
porque es muy triste
la canción campesina
que se canta sobre el burro de carga:

6.
De Peralta voy pa’ Azua
a vender to’ lo que tengo
y le he jura’o a Manuela
que regreso con dinero,
pa’ que salvemos el rancho,
y la hipóteca saldemos;
¡pero, ay virgen de Altagracia!,
ya sin un chele me vuelvo,
en Azua naide me compra
y en Peralta nunca vendo.
Si se nos pierde el café,
naide oirá mis ruegos,
manque entre Azua y Peralta
mi pesar reviente el cielo,
que ya nos quitan el rancho,
y los ríos siguen secos,
que ni los prestamos del banco
pueden comprar aguaceros,
en Azua naide me compra
y en Peralta nunca vendo.

7.
Que lejos viaja este amor
para soñar por el valle,
Azua que todos los días
es un grito de sur en la sangre.
¿ De qué han servido tus siglos?,
gimió "Fafí" el pulpero al mirarte,
yo que en tu suelo fui niño,
tengo razón para amarte;
pero mientras entre La Colonia y Monterío
la miseria enfríe los anafes,
que amargo habrá de tornarse el verso,
y por tanto...

8.
... Soy una voz dominicanamente herida
entre sur y sol lanzada
como grito azuano y polvoriento
que se amarra al ombligo de la patria.
¿A dónde va la ilusión
cuando la mojan las aguas
del mar que nos vio nacer?
¿A dónde flotando van
con toda legalidad
los sueños del "ilegal"?
¿ Acechando habrá un tiburón
por cada esperanza de pobre
que nos lanzó hacia el canal?

9.
Mamá, yo también me voy,
he metido en mis maletas un río de voces.
Mamá, tú que le conociste,
como era aquel maestro del verso y de la vida,
el que dejó las maletas y se llevó una guitarra
y fue cantando por todos los caminos del país
con esas mismas voces que hoy yo me llevo de Azua.

10.
Poeta,
al sur, la vida crece y tiembla entre guazabaras,
y busco el corazón de tus huellas
en los charcos de sol que lavaron tus palabras,
porque así te presiento azuano y solitario,
y la sombra que me refresca
es la armonía de tu canto;
porque también mi alma es clara y arde
como ardieron tus mediodías en Azua.
Poeta,
¿dónde quedó el día en que el amor bajo al verso?,
y tu voz emergió enamorada y bohemia,
mas que nunca poeta de imposibles,
mas que nunca, amante del desdén.
Maestro,
sí,
maestro de imposibles y corajes,
poeta enamorado de la vida,
auténtico bohemio
perdido entre los soles de otras tardes,
azuano como yo,
sur y sol en la sangre
y verbo a ras de lengua
para correr tras lo que nunca ha de alcanzarse.

11.
A ti,
poeta grande del sol que lavó con luz mi infancia,
vuelvo a encontrarte
como dueño y amante del poema y la palabra,
porque después de tus magicos cantares,
maestro Héctor J. Díaz,
que fácil resulta ser poeta en Azua.

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