martes, 29 de enero de 2008

Sabor dominicano

Sabor Dominicano/Otto Oscar Milanese
Sabor dominicano/Otto Oscar Milanese

1. Ese hombre.
Ese hombre que tras el humo gris de su cachimbo parece arrear al corazón como una mula,
el que vivió rezando por los aguaceros,
la sombra del camino que lo lleva,
el polvo de la vereda que lo trae;
aquel que sobre el atardecer recuesta su cuerpo de llanura castigada por el sol,
que no arrimó su sed cerca del sueño
,ni cerca del amor dejó vagar la vida,
ese hombre de manos que marcaron la tierra,
cuya única ilusión murió en una pelea de gallos,con dos soles por ojos que se levantan
y se acuestan en donde empieza el cercado del conuco,
donde acaba la esperanza de una quiniela.
Ese hombre compañero de un machete,
con aliento a mamajuana entre las caries,
balaguerista por destino y por miseria,
con su mundo entre cuatro horcones,
y el corazón tibio de un presentimiento de alegría,
apresado entre las brasas del anafe,
ese hombre que tras el humo gris de su cachimbo parece arrear al corazón como una mula.

2. Por el atajo.

Devora soledad por el atajo,
viene de sembrar la fe y las manos en un surco del conuco.
Rota la vida en los bolsillos del pantalón raído,
rota la voz que a ratos canta ratos de miserias,
con el alma hollinada por las piedras del fogón.
Para lavar el estomago cuela un café la mañana,
para besar al olvido un trago de mamajuana trae la noche,
y a lomos de la burra,sombrero de paja,machete y chancleta
se confunden en una sola sombra detrás del pachuché.
Muere el sol sobre burra y campesino,
aguardan cuatro horcones de un bohío que se derrumba,
espera un patio lindero al olor del cundiamor,
y una silla de güano que recibe el cansancio
que se desahoga ahogándose en un trago de ron.

3. Buenos días campesinos.

Surge el alma del sol en la miseria,
los viejos ranchos que la noche vomita,
clarea sobre el camino la misma suerte del burro,
el mismo hastío del conuco,
y una esperanza que vuela el viento en el papel de una quiniela.
Azul como la loma en la distancia,
parecen los sueños que se cosen a los surcos,
y aunque la tierra para con los aguaceros,
el hambre siempre alcanza para una plegaria mas.
Buenos días, vale, ponga de pie la rutina,
un escupitajo al viento que tan mala vida trae,
y un traguito de café pa' lavarle los sueños al estomago
que vive del recuerdo de un locrio;
aunque no se te olvide la frialdad del anafe,
la tos de la tiguerita,
los mareos de la vieja,
buenos días, vale, alegrese compay,
al mal tiempo bachata y mamajuana,
y machete en mano,el destino que te han dado echalo a sudar.

4. Rostro de sombra quinielera.
Alma de sueños y azar,
semanario de ilusión
que vende probables sonrisas
por un seguro sudor.
Entre las calles y las plazasvagan los números de tu voz,
y la pálida fatiga,
y el hambre de porvenir
van contándose miserias circulando en el reloj.
Andas vendiendo suerte, quinielero,
la sombra de tu alma es lotería
que vende premios por el precio
que deja la mesa de tu hogar siempre vacía.

5. Mujer de los caminos.

Con tu brazo levantado, mujer de los caminos,
mas que sostener el cubo lleno de mojados andrajos,
sostienes esa fe de cabo de vela que te alumbra la miseria
frente a una gastada imagen de la virgen de Altagracia.
Y una inquietud rondando el espiritu del hambre
que detras de ti arrastran los gritos de tus muchachos.
Y un olor a piso de tierra lloviznado de pisadas
que han desandado el dolor de tus más calladas luchas.
Un sueño frente al anafe,
cruel futuro cocinado sobre las brasas que sopla el remedo del cansancio.
Contra el viento de los montes raído vestido de flores,
todo el polvo del camino anudado en el pañuelo,
media vida desde el rancho hacia el arroyo te empuja,
y entre tos y escupitajos sobre lavazas danzantes,
entre las piedras lleva el agua la sombra de tu esperanza.

6. Rostro de una Altagracia.
El milagro de Altagracia es tan corriente,
cuatro hijos paridos y otro que viene;
pero la hermana allá en Azua le envidia la suerte
de atrevesar el Canal de La Mona burlando a la muerte.
La vida de Altagracia poquitos sueños tiene,
un marido que en fábricas quema la vida por cheles,
y el walfare que la ayuda al final no resuelve
esa suma de deudas que ambos pagan los viernes.

7. Cara de haitiano rumbo a los campos azucareros.

Te veo pasar, hermano haitiano, por mi pueblo,
llevándote el camión a donde quiso la miseria,
te veo pasar sin equipajes, y al regreso,
entre los ojos he de mirarte la tumba de otro sueño.
Y crece, haitiano amigo, entre nosotros,
una muerte emborrachada por la caña.
El viejo barracón que te escupió soles de fatigas,
sabe que tu sufrimiento es otra zafra;
esa zafra de menosprecios recibidos
que no se pesa en quintales ni sale por el puerto;
una zafra de palos que te saca el canto en creole,
para que tus exangües manos negras suban, y suden,
bajen, y suden con la caña cortada
y no se agoten los trajines del ingenio.

8.A los doce años.

Amé las calles y el silencio,
pero no aquellas calles,no aquellos silencios,
en donde la firme voluntad de la democracia votó a favor de una bala,
legisló la legalidad de hacer sus muertos.
Por un sólo orificio la bala abrió el camino del silencio,
y en el silencio, Alberto,
nos queda suficiente espacio para recordar nuestros muertos.,
que si hubo doce manchas de sangre sobre el mapa,
que si hubo doce sombras de terror bajo este cielo,
que si fueron como doce cementerios
cada uno de sus años de gobierno.

9.
“Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias”.
Números: 20,8


Aguas de la rencilla.

Mi pueblo,
pueblo que emigra,
encuentra en un canal su desierto de penurias,
y atraviesa el corazón de la amargura
en una época desnuda de lideres y Patriarcas;
mi pueblo,
pueblo creyente,
sufre sed sin que tenga quien le hable a la peña,
y en vez de golpear la roca,
sobre mi pueblo azota
el golpe de incrédula rabia de la vara.


"Toma a vara, e reúne a congregação, tu e Aarón teu irmão,e falai à penha a vista deles; e ela dará sua água e lhes sacarás águas da penha, e darás de beber à congregação e a suas bestas". Números: 20,8

Águas da rixa.
Meu povo,
povo que emigra,
encontra num canal seu deserto de penúrias,
e atravessa o coração da amargura
numa época nua de lideres e Patriarcas;
meu povo,
povo crente, sofre sede sem que tenha quem lhe fale à penha,
e em vez de golpear a rocha,
sobre meu povo açoita
o golpe de incrédula raiva da vara.


10. Agua Clara

Lleva preso entre la lata
del llanto que la montaña piedras abajo dejó ir.
Sobre su cabeza el mundo
es un milagro de equilibrio,
cuesta abajo o cuesta arriba,
ni una gota se derrama de la lata.
Y mañana,
mañana, ¡ay, pies descalzos!,
rutina de la fatiga de bajar y subir del río,
cuando la sed sea un reclamo
que lleve el jarro a la tinaja,
benditas serán las manos
que pasan tanto trabajo por un poco de agua clara.

Água clara.
Leva preso entre a lata
do pranto que a montanha pedras abaixo deixou ir.
Sobre sua cabeça o mundo
é um milagre de equilíbrio,
custa abaixo ou custa acima,
nem uma gota se derrama da lata.
E amanhã, amanhã, ai, pés descalços!,
rotina da fadiga de baixar e subir do rio,
quando a sede seja um reclamo
que leve o jarro à talhabenditas
serão as mãos que passam tanto trabalho por um pouco de água clara.

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